Una bella mujer andaluza presume de vestido de flamenca invitando a acudir a Antequera a su Real Feria de Agosto de 2014, es el motivo del gran Cartel de Feria pintado por el antequerano Juan Antonio Pinto,
que fue presentado en la noche del viernes 1 de agosto, por el querido torero Manuel Escribano, en un marco encomiable como el que representa el Patio del Museo de la Ciudad de Antequera.

Es sorprendente la capacidad de las personas para que año a año evolucione y siempre destace por su distinta significación el motivo del cartel. Pero es que la propia palabra «feria» ha perdido su primitiva significación, para avanzar hacia una evolución constante desde el principio de sus días, hasta llegar al presente año. En una trayectoria que tiene su antecedente directo en las reuniones anuales de mercaderes y cambistas, propiciadas casi siempre por la propia Corona mediante la concesión de una serie de privilegios fiscales, para de esta forma lograr la reactivación económica de determinada comarca, siendo en 1748, Fernando VI, a petición del Consejo antequerano, el que concediera durante diez años el privilegio de celebrar una feria de carácter anual entre el 20 y el 23 de agosto, aunque sólo el primer día gozase de las exenciones tributarias que llevaba aparejadas una concesión de esta clase. Y en 1793 se repetiría de nuevo dicha petición, esta vez siendo monarca Carlos IV para mejorar la situación del comercio y la industria local. Otorgándonos por tanto y hasta nuestros días el flamante e importante título de Real a nuestra feria.

Tras años de decadencia y agotamiento del viejo sistema, según un informe del ayuntamiento de 1846 la construcción de la plaza de toros serviría como revulsivo para la reactivación de nuestra feria de agosto, siendo inaugurada el 28 de agosto de 1848 por los diestros José Redondo «Chiclanero» y Juan Pastor «Barbero» con toros de la ganadería de Picavea. Y sería a finales del S.XIX cuando la Real Feria de Agosto llegó a adquirir las características que la convertirían en el gran festejo anual de la ciudad, sobre todo fue a partir de 1875, hasta el punto de llegar a constituir una de las fiestas más importantes de la Andalucía de la Restauración.

El avance hacia el nuevo siglo, en unos años muy complicados para la sociedad, la Feria seguiría manteniendo sus componentes habituales, junto a los toros el mercado de ganados, el deporte y, como colofón, los fuegos artificiales. A medida que mejoraban las condiciones económicas, fue incrementándose el aspecto lúdico de la Feria: los «cacharros» en el antiguo campo de fútbol y los circos y otros espectáculos en el «llano del cuartel»; asimismo, pasadas las restricciones, la iluminación eléctrica se convirtió en otro de los elementos característicos de los actos programados por el Ayuntamiento. Todo ello hasta que a comienzos de los años sesenta se impuso el formato de «gran caseta», con actuaciones de primera fila. Sin duda, la caseta de la Peña los 20, además de desempeñar el papel de la entonces inexistente caseta municipal, marcó significativamente la Feria de agosto en aquélla década.

Y llegamos a nuestros días, donde el último cuarto del S.XX y principios del S.XXI, significarán el traslado de espacio de la feria de día a la Alameda y la feria de noche al antiguo “Hoyo Café con leche”, pero sin que eso sea un menoscabo para la continuación en el mantenimiento de nuestras tradiciones, como la regidora y sus manolas, el traje típico antequerano, nuestra goyesca dentro de los espectáculos taurinos, el concurso de caballos o el de nuestro plato más típico “la porra antequerana”, las magníficas casetas andaluzas como “La Airosa” o la de “Los Estudiantes” que este año cumple su XXV aniversario, todo ello unido a los conciertos de la caseta municipal, así como de diversas actividades para todos los tramos de edad.

Un año más en la serie histórica llega la feria como momento para que los antequeranos descansemos y nos despejemos de nuestros menesteres diarios y podamos disfrutar con familia y amigos de la que es un símbolo de unión, de cultura especial y de historia, como es nuestra feria. Disfrutemos por tanto, de ésta nueva feria, para que sigamos siendo como miembros de una gran ciudad, los que sigamos escribiendo nuestra historia con mayúsculas.

Antonio García Mendoza

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