Es una infección provocada por el consumo de alimentos que llevan una cantidad suficiente de bacterias llamadas Salmonella. La salmonelosis constituye en nuestro país un importante problema de salud, siendo la causante aproximadamente el 50% de las enfermedades de origen alimentario. Esto supone un importante gasto sanitario aparte de los transtornos de salud que ocasiona. Podemos encontrar gérmenes de Salmonella en un gran abanico de diferentes alimentos, ya que vive en el intestino de muchos animales como aves (pollos, gallinas…) caza, ganado, ratas y ratones. A ellos no suele producirles enfermedad, pero de ahí puede pasar a los alimentos como huevos, leche, carne picada, etc., a través del transporte (un pollo contamina a otros transportados en el mismo recipiente) o durante la preparación (tablas de corte, cuchillos y útiles de cocina usados para cortar carne cruda y, sin lavarlo ni desinfectarlo, utilizarlo en alimentos cocinados. No obstante, el producto más implicado en los brotes de salmonelosis es la salsa tipo mayonesa elaborada con huevos frescos. El huevo puede llevar Salmonella en su cáscara, ya que como hemos comentado las gallinas pueden ser portadoras de esta bacteria. De la cáscara pasará al interior del huevo y lo contaminará, al romperse, al cascarlo o por un excesivo contacto durante la manipulación. También es muy habitual que los propios manipuladores sean la fuente de contaminación de estos gérmenes. El manipulador que ha pasado por una salmonelosis puede quedar infectado durante mucho tiempo sin mostrar síntomas. Aunque se encuentre bien y ya no presente ningún síntoma de la enfermedad puede eliminar la bacteria por las heces durante más de 1 año, transmitiendo así la enfermedad. Es lo que se conoce como portador sano. Es muy, muy importante que cuando se tenga alguna enfermedad de este tipo se consulte siempre con el médico de cabecera y le comunique que se es manipulador. El le indicará lo que debe hacer.

Síntomas:

  • Los síntomas de la infección por salmonelosis aparecen entre las ó y las 72 horas después de consumir el alimento contaminado. Causa dolores de cabeza, diarreas, naúseas, vómitos, dolores abdominales, deshidratación, fiebre, pérdida de apetito y graves trastornos gástricos

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