Muy poco ha llovido desde que se recuperó la feria agroalimentaria de Antequera, allá en los tiempos de Jesús Romero y Ricardo Millán. Muy poco porque la época del año en que desde entonces se ha celebrado no se presta a ello. Algún chaparrón esporádico sí que ha habido, y también nublados abochornados. Días ventosos con relativa frecuencia. Y normalmente bastante calor. Cuando llega Agrogant podemos decir que el calor llega para quedarse. El verano está en puertas y pocas oscilaciones de temperatura puede haber ya. Entre cabras, quesos y chacinas parece que el calor se derramara desde las plataformas de aparcamiento de los taludes superiores y bañara la hondonada inferior. Ayuda mucho que no haya una sola sombra útil.

Agrogant tiene un olor característico. Es un aire denso con cierta textura. Yo lo percibo en una pequeña parte, porque mis capacidades olfativas están disminuidas. Pero las descripciones de quienes me acompañan a la muestra me ayuda mucho a fijar sus características. No es que reclame nada, cada acontecimiento tiene sus atributos. Nadie pretende eliminar el olor a gasolina de la Fórmula 1.

Cuando se inauguraba Agrogant, año tras año, se visitaban una por una todas las carpas, cercados y recintos que componían la muestra. El sol caía a pedacitos sobre cada paso que se daba en cualquiera de los cuatro puntos cardinales, más las direcciones intermedias. Las fotos salían en un estado intermedio, entre «quemadas» y sudadas.

Rara era la ocasión en que no había problemas con el aire acondicionado de alguna de las carpas. Acababan solucionándose, claro. Pero eso daba un poco igual cuando tenías a un gentío que trabajosamente se movía de mostrador en mostrador, con los pasillos colapsados, en busca de la cata correspondiente de queso o de salchichón. Los niños hacían verdaderos «brunch» cuando aún no existían los «brunch». A cualquier hora del día. Lo bueno de Agrogant es que tiene entretenimiento para público de cualquier edad y condición. Esos hermosos tractores, por ejemplo. ¿Qué niño antequerano no se ha montado en un tractor enorme? De Agrogant, por supuesto.

Salvador Rivas

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