Es asombroso de qué manera los actuales medios de comunicación hacen posible que la muerte de un león en Zimbabue llegue a convertirse en noticia de rabiosa actualidad, generando mucha polémica en las redes con encendidos comentarios: así, en Facebook, circulan reseñas contra el cazador Walter Palmer que van desde tacharlo de cruel asesino, hasta desearle los más feroces tormentos.

No me gustaría quedar cómo persona falta de sensibilidad y los que me conocen bien saben de mi amor por los animales pero, a pesar de eso, y entendiendo que la imagen de ‘Cecil’ abatido y muerto, nos mueve a pretender que algo así no se repita jamás, llevado a la práctica resultaría nefasto para las poblaciones indígenas que obtienen de la explotación cinegética recursos económicos impres-cindibles para preservar su modo de vida y garantizar la supervivencia.

No es justo, lo sé, pero pienso que en la balanza de la vida debería pesar más la de los seres humanos. Y opino que todo este asunto está alcanzando limites alarmantes de intolerancia: no sé si será verdad pero circula por facebook que ”más de 200.0000 personas han firmado una petición en la página web de la Casa Blanca exigiendo la extradición del dentista cazador”: una respuesta desmedida, capaz de arruinar la vida del hombre pero no restituir la del animal.

¿No consideráis descabellado algo así teniendo en cuenta todas las calamidades que está padeciendo la humanidad? Verdaderamente, no consigo entender que existiendo personas perseguidas, martirizadas y exterminadas por discrepar religiosa o políticamente; pueblos enteros padeciendo hambre; menores vendidas para ejercer la prostitución, niños esclavizados por abusos y vejaciones, mujeres invisibles política o socialmente y muchas causas más que por su relevancia merecerían ser denunciadas contundentemente, poniendo a las redes en ebullición y echando humo, se vean avocadas por la indiferencia a pasar desapercibidas mientras que la muerte de un león acapara toda la atención.