Resultado de imagen de los animales y el olor de las personas

Articulo remitido por María José Navarro

De la publicación: El Océano universal de Dios.
1ª parte

La mayoría de seres humanos tiene la arrogante opinión de que está por
encima de los demás y que los domina, en especial cuando se trata del mundo
animal. Por ejemplo el hombre quiere ser la figura central en la vida de un
animal pretendiendo que además se adapte a él. En muchos casos y situaciones el
animal obedece, sin embargo de vez en cuando se rebela ante el mal espíritu del
hombre, esto depende de las condiciones en las que haya vivido y si ha sido
víctima de la brutalidad de los seres humanos. De esta forma cuando una persona
intenta dominar a un animal, doblegarlo, domarlo o castigarlo este cederá en
parte porque el hombre aplica fuerzas que corresponden a su egocentrismo y que
dicen: «Este animal tiene que obedecerme».
Sin embargo la sabiduría de los animales, la que los seres humanos solemos
denominar instinto, les permite captar aquello que no está en la unidad,
incluso captar lo que una persona emite sobre sí misma, motivo por el cual
«incomprensiblemente» puede ser atacada, ya que las emisiones de la persona le
producen temor. Para las personas no entender qué significa estar en unidad es
lo habitual, sin embargo no entenderlo, incluso no tener constancia de esta
realidad no la hace menos real. Deberíamos saber que todos nuestros
sentimientos, sensaciones, pensamientos y palabras, todo el comportamiento de
un ser humano es su aura, y ésta también huele. De esta forma el animal asimila
el olor de los sentidos de la persona y se comporta de manera correspondiente.
Muy pocos se preguntan por qué la mayoría de los animales huyen de los hombres
cuando estos se acercan, esto ocurre justamente porque presienten las actitudes
humanas egocéntricas que para ellos son incomprensibles y amenazantes.
No todos los animales tienen el mismo grado de evolución, de hecho aquellos
animales que tienen una consciencia más desarrollada – puesto que el desarrollo
de estas criaturas va por etapas así como el Creador las va conduciendo y las
alienta de acuerdo con su evolución– olfatean al ser humano y lo clasifican en
la categoría correspondiente según sea su estado de consciencia. Por
consiguiente los animales se adaptan a la imagen de nuestros olores.

Para lograr un contacto positivo con los animales y la naturaleza, así nos
enseña Gabriele, la profeta y mensajera de Dios para nuestro tiempo, tenemos
que tranquilizarnos primero nosotros. No basta tranquilizarse sólo en palabras
y gestos sino que también en pensamientos, pues los animales lo captan todo.
Ellos viven con todos sus sentidos completamente en el momento, nos miran
directamente, nos huelen y escuchan. Si nosotros también lo hacemos así podemos
percibir una unión más profunda con los animales. Gabriele lo explica  de manera muy gráfica con otro ejercicio: «Si el ser humano quiere
acercarse de verdad y conscientemente a la poderosa unidad omniabarcante de la
vida, a la comunicación del SER, tiene que empezar consigo mismo. Si usted
tiene un animal al que le tiene cariño, trate de mirarlo a los ojos, pero no
despectivamente, sino a su misma altura. El encuentro con nuestro prójimo
debería ser cara a cara. Si no es posible siéntese en el suelo, en la tierra, y
si es un animal muy pequeñito, tiéndase en el suelo y mire al animalito a los
ojos, cara a cara. Por favor no tome al animal doméstico en su regazo. Déjelo
en libertad. Sienta la unión de corazón a corazón para percibir que todo se
basa en comunicación y que no depende de usar un tono fuerte, pues la palabra
silenciosa está en el interior de todo lo que existe. Si usted está en el
jardín o en otro lugar de la naturaleza, apóyese en un árbol y mire hacia la
cúspide de otro árbol. También la naturaleza tiene sus estados de consciencia,
que por su parte están agrupados en colectivos y alentados por la Palabra
silenciosa del Creador. Deje su «yo» a un lado y sienta lo que significan las
siguientes palabras: Nosotros estamos en la consciencia del animal y del árbol.
Nosotros somos amigos, compañeros en el camino hacia el Océano infinito del SER.
Permanezca tranquilo y no espere nada. Abra su corazón en la consciencia de que
todo lleva la vida del SER. Mire a los ojos de un animal, estos se mueven;
escuche entonces lo que ellos tal vez le quieren señalar. Con el tiempo
nuestras vivencias se convertirán en una fuente interna de experiencias.
Notaremos cuán inimaginables son la grandeza y la sabiduría propias de las
criaturas de Dios. Es la palabra del Universo, es la palabra del Creador para
cada estado de consciencia».

La mayoría de seres humanos tiene la arrogante opinión de que está por
encima de los demás y que los domina, en especial cuando se trata del mundo
animal. Por ejemplo el hombre quiere ser la figura central en la vida de un
animal pretendiendo que además se adapte a él. En muchos casos y situaciones el
animal obedece, sin embargo de vez en cuando se rebela ante el mal espíritu del
hombre, esto depende de las condiciones en las que haya vivido y si ha sido
víctima de la brutalidad de los seres humanos. De esta forma cuando una persona
intenta dominar a un animal, doblegarlo, domarlo o castigarlo este cederá en
parte porque el hombre aplica fuerzas que corresponden a su egocentrismo y que
dicen: «Este animal tiene que obedecerme».
Sin embargo la sabiduría de los animales, la que los seres humanos solemos
denominar instinto, les permite captar aquello que no está en la unidad,
incluso captar lo que una persona emite sobre sí misma, motivo por el cual
«incomprensiblemente» puede ser atacada, ya que las emisiones de la persona le
producen temor. Para las personas no entender qué significa estar en unidad es
lo habitual, sin embargo no entenderlo, incluso no tener constancia de esta
realidad no la hace menos real. Deberíamos saber que todos nuestros
sentimientos, sensaciones, pensamientos y palabras, todo el comportamiento de
un ser humano es su aura, y ésta también huele. De esta forma el animal asimila
el olor de los sentidos de la persona y se comporta de manera correspondiente.
Muy pocos se preguntan por qué la mayoría de los animales huyen de los hombres
cuando estos se acercan, esto ocurre justamente porque presienten las actitudes
humanas egocéntricas que para ellos son incomprensibles y amenazantes.
No todos los animales tienen el mismo grado de evolución, de hecho aquellos
animales que tienen una consciencia más desarrollada – puesto que el desarrollo
de estas criaturas va por etapas así como el Creador las va conduciendo y las
alienta de acuerdo con su evolución– olfatean al ser humano y lo clasifican en
la categoría correspondiente según sea su estado de consciencia. Por
consiguiente los animales se adaptan a la imagen de nuestros olores.
Para lograr un contacto positivo con los animales y la naturaleza, así nos
enseña Gabriele, la profeta y mensajera de Dios para nuestro tiempo, tenemos
que tranquilizarnos primero nosotros. No basta tranquilizarse sólo en palabras
y gestos sino que también en pensamientos, pues los animales lo captan todo.
Ellos viven con todos sus sentidos completamente en el momento, nos miran
directamente, nos huelen y escuchan. Si nosotros también lo hacemos así podemos
percibir una unión más profunda con los animales. 

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