El Partido Popular de Antequera celebra que la Junta a través del decreto aprobado ayer por su Consejo de Gobierno haya cedido a la presión de los Ayuntamientos y acepte flexibilizar el ocio en locales hosteleros, después de que llevaran pidiendo desde el año 2014 la modificación de algunos decretos que no se correspondían con las demandas y necesidades en el sector del ocio.
Ayer se aprobó un decreto por parte del Consejo de Gobierno de la Junta, por el que el Partido Popular de Antequera «no ha dejado de hacerse oír desde el año 2014», según un comunicado enviado a los medios. Este decreto modifica la regulación de diversos decretos que existían en materia de espectáculos públicos y actividades recreativas en nuestra comunidad autónoma. Una regulación que consideraban «muy anticuada y no recogía las actuales necesidades y demandas que se presentan en la actualidad en este sector».
El grupo municipal popular ha peleado desde 2014 por que se hiciera posible esa flexibilización de la normativa. En 2016 volvió a presentar otra moción y ahora por fin se ha hecho realidad ese nuevo reglamento que refleja mucho más las necesidades actuales. En palabras de Belén Jiménez, concejal de actividades: “nos sentimos muy satisfechos al conocer que por fin tenemos un nuevo decreto que flexibiliza las actividades a desarrollar en los locales de ocio. En nuestro afán está seguir defendiendo los intereses de los empresarios y usuarios y por supuesto defender la música, la cultura y la diversión”, ha afirmado.
Los populares instaban a la Junta de Andalucía a la revisión de determinados artículos del último decreto que se había aprobado en 2011. Las propuestas del PP versaban en torno a las modalidades de los establecimientos de hostelería (cafeterías, bares, pubs….) y los establecimientos de esparcimiento (salas de fiesta, discotecas…), estos artículos definían perfectamente las actividades permitidas en cada una de estas modalidades, donde por ejemplo no se permitía poner música pregrabada en cafeterías o bares. El Partido Popular consideraba que este reglamento delimitaba demasiado las actividades y se hacía eco de las demandas que empezaban a surgir por parte de empresarios y usuarios, demandas que no son sólo eran por poder poner música en sus establecimientos, sino también el poder disponer de servicios complementarios como podían ser poner pantallas, televisiones o contratar actuaciones en directo.