Dos puntos de los que podrían calificarse como de oro era los que capturaba el equipo de Lorenzo Ruiz ante Torrelavega, después de cuatro derrotas consecutivas con derrota y un panorama a efectos de clasificación no demasiado claro y en una situación de coqueteo manifiesta con los puestos de descenso. Esa victoria trabajada y laboriosa permitía a los antequeranos recuperar sensaciones y aumentar su crédito en una competición abierta más que ningún año y en la que cualquier rival podría pintarte los colores por muy asequible que pudiera parecer. Esto podría ser lo que, de alguna forma, esperara a los antequeranos en el partido de su reválida este año en la cancha alicantina de Agustinos, un rival de calidad pero al que la dinámica de competición le había llevado a un puesto de colista antes de recibir la visita de un cuadro antequerano que todavía tenía memoria de como se le fue este mismo partido ante el mismo rival y en la misma cancha en la pasada temporada en la que las decisiones arbitrales marcaron.
Un 2-0, inicial para los de casa gracias fue contrarrestada por los antequeranos que pronto se asentaron en defensa y después de igualar a tres y a cuatro, infringieron a su rival un parcial de 0-3, que obligó a un tiempo muerto alicantino que fortaleció su defensa volviéndose de nuevo a meter en el encuentro hasta empatar a ocho. No se amedrentó el cuadro antequerano que en sendas acciones, primero por el extremo y después, con el reloj ya a cero a través de un siete metros de Nacho Soto, pleno en esa faceta, permitió a los antequeranos marcharse al descanso con ventaja 8-10. Las exclusiones de inicio en la reanudación volvieron a meter en el encuentro a los de casa (13-13), pero en el momento en que las fuerzas sobre la cancha se equipararon un parcial de 0-4, (M.41), ejercieron ya de detonante para que la cabecera en el electrónico no se les escapara más a los antequeranos que soportando los empujes puntuales de sus rivales supieron jugar perfectamente en función del reloj siendo para ello implicando que en la última acción del partido con 24-25, Francis terminara por anotar, casi sobre la bocina, y conceder un meritorio triunfo a quien lo mereció por juego y por actitud sobre la cancha.