Los Dólmenes de Antequera han celebrado desde el pasado jueves el solsticio de invierno, una celebración «por la llegada del nuevo Sol» que en esta edición ha tenido como protagonista al Tholos del Romeral «uno de los espacios increíbles junto con Menga de este conjunto», indicó el director del conjunto dolménico, Bartolomé Ruiz.
Es por ello, que alrededor de este espacio se realizaron varias actividades que culminaron con un ritual inca ofrecido por una sacerdotiza de Cuzco (Perú), que atrajo a numeroso público. «Debemos volver a conectarnos con nuestra madre tierra, olvidarnos de tanto materialismo y ser creativos. Aquí frente a las montañas (El Torcal) que protegen esta tierra vamos a realizar la ofrenda por la llegada del nuevo Sol», decía durante su discurso la sacerdotiza, quien realizó una ceremonia sagrada con elementos traídos desde su país para dicha ocasión.
Durante el ritual la sacerdotiza en todo momento explicó el simbolismo de los elementos que estaba manejando y la relación que mantienen la naturaleza con el ser humano.
Todo esto coincidió con la celebración de ‘La noche más larga junto al fuego’, una experiencia en la que varias personas ataviadas con elementos y ropas de los prehistóricos realizaron una interpretación de cómo vivir una noche y un día como hace 5.000 años. Para ello, se rodearon del fuego, durmieron durante un tiempo en el Tholos del Romeral, para continuar la noche junto al calor del fuego y cubiertos de pieles. Al día siguiente prepararon una sopa con elementos de la tierra y cultivaron las primeras semillas del nuevo ciclo con elementos tradicionales de la época.
«Han venido viajeros de otras tierras a celebrar la última noche y despedirnos de todo aquello que ahora ya queda atrás. Hemos entregado ofrendas. Luego en el fuego sagrado hemos cocinado con productos de la tierras», relataba Yanuka, una de las intérpretes de esta actividad.
Por su parte, el director del Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera reconoció que si bien ya existe una consolidación en el público sobre el solsticio de verano en Menga, los equinoccios de otoño y primavera en Viera, no tenía ese mismo impulso el solsticio de invierno en El Romeral, por lo que estas actividades han venido a enfatizar este aspecto.
«Los cambios de ciclo, como este con la llegada del nuevo sol, son fundamentales para las cosechas y para muchas otras cuestiones, al igual que la luna, que es otro factor clave que ya estamos incorporando a nuestras actividades», informó Bartolomé Ruiz.
Junto a estas dos actividades destacadas, el Tholos de El Romeral también ha sido escenario estos días de actividades en las que los visitantes podían ingresar para comprobar el ingreso de los rayos de sol hasta el interior del mismo. De igual manera, se realizaron los talleres ‘Renace el sol, renace la vida’ con el objetivo de que las personas pudieran conocer más a cerca de las ofrendas y la simbología solar en estas fechas. Unas celebraciones en las que también ha habido espacio para la tradiciones actuales pues conjuntos de verdiales han participado de las mismas.