Vistas de la Alcazaba y Real Colegiata de San María

6:45 am hora de levantarse, pronto amanecerá. Como cada mañana y tras asearme y vestirme, me dirijo a salir. Bien ataviado ya que el termómetro del comercio de enfrente marca tres grados. Con rapidez bajo las escaleras.

Ya abajo me encuentro con mi hermana con su perro “Chico”. Junto iniciamos nuestro paseo diario, son las siete y media de la mañana. Nuestros primeros pasos van encaminados hacia la plaza de Santiago, desde la c/ San Pedro, para luego seguir por calle carrera, descalzas, Encarnación, Plaza de San Sebastián y Infante don Fernando y llegar al paseo real.

Por el camino hemos dejado atrás el toque de campanas de la Iglesia de la encarnación, llamada a misa y saludar al Padre Antonio. En nuestro caminar hemos llegado al tan querido Cristo de la Verónica lugar de encuentro donde tantas personas de fe acuden con sus plegarias.

Amanece, tibios rayos de sol inundan el horizonte y en medio de él, la Peña de los Enamorados, esa estampa de piedra da forma al también llamado “El Indio”. Solo la mirada, hace hervir en mi interior una placida emoción que me eleva el alma.

Dejando la vega atrás nos adentramos en el interior de la ciudad por la calle Cruz Blanca que mejor lugar para comenzar un nuevo día cargado de buenas sensaciones.