Una trayectoria ascendente en las últimas tres jornadas con victorias continuadas ante rivales de peso habían no solamente devuelto un papel estelar en la competición al antequeranismo sino que al mismo tiempo habían puesto la luz de alarma en alguno de los rivales que desde el inicio se competición se habían mostrado superiores especialmente por lo que la tabla avisaba y que podría ver en peligro su posición en un final de liga que se pudiera imaginar más emocionante de lo previsto. Alhaurín de La Torre, o lo que es lo mismo, el equipo de un querido por estos lares, Pepelu, se cruzaba en la presente jornada por el camino verdiblanco, un equipo cuya evolución positiva ha sido una constante con el devenir de las jornadas y al que el cuadro de Aybar estaba dispuesto a cerrar las puertas de su progresión aprovechando su buen estado de forma presente. Las rotaciones por la acumulación de partidos volvieron de inicio a dar minutos de descanso a habituales como Juanjo, Toni Conejo o Iván Aguilar. Los locales aunque habían cedido dieciocho puntos en casa en lo que va de liga no eran el equipo aturdido y ramplón de la primera vuelta que cedía en “El Maulí” 3-1. De hecho muy conscientes de su inferioridad, a nivel de calidad, pero muy venidos arriba por su acomodada situación en la tabla salieron a jugar sus bazas y en una de las primeras aproximaciones sacaron un provecho que a la larga les fue decisiva en la acción en la que Ito batía a Luisma (M.16). A partir de ese momento un monólogo de su rival que lo intentó todo pero sin ideas. El paso de los minutos tampoco fue un hándicap para los de casa que defendieron con orden y concierto su área y sólo un remate a quemarropa de Luis puso en grandes aprietos a Goyo, el resto más corazón que cabeza y escasas aproximaciones con peligro.
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