Un Antequerano, patrono de la Fundación Huérfanos del Cuerpo Nacional de Policía

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Córdoba y algunos de sus antiguos compañeros en su época de beneficiarios, en una de las visitas a las instalaciones de la Fundación en Plaza de Carabanchel

La Fundación Huérfanos del Cuerpo Nacional del Policía nace en el año 1991, institución resultante del anteriormente denominado Colegio de Huérfanos de Policía, que se funda en el año 1912 y mantuvo actividad hasta el año 1989, finalizando su actividad en los edificios y solares que dicha institución posee en Plaza de Carabanchel nº 5, en Madrid.

A finales de los años 80 el colegio va mermando el número de alumnos, motivado por el desarraigo que producía en una familia el hecho de perder al funcionario, al tiempo que sus hijos pasaban del domicilio particular al Colegio de Huérfanos en Madrid para desarrollar sus estudios, provocando esto una situación de desagravio en la madre al perder al marido y al tener que apartarse de sus hijos. Tras producirse la pérdida de alumnos, se plantea una conversión, de la que resultó, en el año 1991,  lo que es la Fundación Huérfanos del Cuerpo Nacional de Policía, vigente en su actividad hasta el día de hoy.

Y para hablar de esta Fundación, Emilio Córdoba Arjona, hablamos con un antequerano que la conoce bien desde los inicios, al incorporarse como beneficiario de la misma al fallecer su padre, funcionario de Policía, el 12 de octubre del año 1991, que, como nos comenta, «mi vida con la historia de la Fundación va cogida de la mano, ya que yo ingresé en el mismo año que se fundó». Córdoba nos cuenta que a la fundación le debe todo, porque ha estado ligado prácticamente toda su vida a ella y le ha permitido desarrollarse profesionalmente, hasta que causó baja al cumplir la edad de 30 años, así como el hecho de haber sido nombrado patrono, considera que es un gran reconocimiento a su trayectoria al mismo tiempo que una gran responsabilidad para con los actuales beneficiarios, siendo actualmente el más joven de los miembros del patronato.

Este antequerano como nos comenta una anécdota que su madre le contaba al respecto de su padre. «Mi padre pertenecía a la unidad de escolta del diputado nacional Rupérez y, en el año 1981, estuvo presente en el Congreso de los Diputados el día que se efectuó el golpe de estado. Cuando entraron en el Congreso por donde estaban los escoltas, los tiraron al suelo y les quitaron las armas. Tampoco les permitían ni siquiera mover la cabeza”. Cuenta que “en el momento que Tejero entró por la puerta del Congreso, mi padre se tranquilizó»,  y esto se debe a que, en aquella época, la principal amenaza que mantenía a todo el mundo en alerta era el gran número de amenazas de la banda terrorista ETA, muy activa durante los años 80, hecho que hacía que los funcionarios de policía tuvieran gran temor por perder sus vida, aunque como nos comenta «a día de hoy también están en peligro, ya que la calle, los sucesos y muertes silenciosas, como la de la enfermedad del cáncer, siguen estando ahí presentes».

La Fundación ha estado presente recientemente en el desarrollo de unas Jornadas de Orientación Laboral y Profesional (JOLP) en el CEULAJ de Mollina, una de las muchas actividades desarrolladas dentro del Programa Sociocultural de este fundación, donde jóvenes de 18 a 29 años aprendiendo técnicas para la orientación laboral de cara al futuro. También Emilio Córdoba, ha visitado a un grupo de diez jóvenes en Liverpool (Inglaterra) que están desarrollando una formación de seis semanas de inmersión lingüística durante el verano, para así mejorar el nivel de inglés y poder contar con una herramienta más para hacer frente a su futuro más inmediato, destacando algunos de ellos niveles de adquisición lingüística correspondientes al nivel C1.

A día de hoy, Córdoba agradece que su padre, al igual que tantos funcionarios de Policía, donará una mínima parte del sueldo (actualmente, en la escala básica corresponde al 0,5% del salario base) para que la fundación ayudase a todos los hijos de compañeros fallecidos, pudiendo así garantizarles un futuro mejor a pesar de tan dolorosa pérdida. Como se suele decir, «hoy por ti y mañana por mí».

Termina la entrevista animando a todos los funcionarios de Policía a seguir destacándose por su carisma de generosidad y solidaridad, haciéndolo en primera medida para con los hijos de sus propios compañeros fallecidos a través de la aportación de su cuota a la Fundación Huérfanos del C.N.P., siendo claramente éste un seguro de vida para los hijos del cuerpo, fruto de una gran labor y una muy destacable generosidad de todos los funcionarios de Policía. Más información en www.fundacion-huerfanos.org

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