El diagnóstico centrado en la comarca de Antequera pone de manifiesto la escasa presencia de mujeres en cargos directivos
La Asociación de Mujeres ‘Flor de Albahaca’ ha presentado los resultados del ‘Diagnóstico sobre la participación femenina en los órganos de gestión de las cooperativas agroalimentarias‘, proyecto promovido por esta entidad y coordinado por la empresa Consultoría Rural, que cuenta con la financiación del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM).
Las conclusiones extraídas en este estudio centrado de la zona norte de Málaga ponen de manifiesto la escasa presencia de las mujeres en los cargos directivos de estas entidades empresariales a pesar de su participación en el sector y en las propias cooperativas.
Para promover una mayor participación en estos órganos, y por lo tanto, en la toma de decisiones, también se han incluido en el diagnóstico una serie de medidas propuestas para revertir esta situación.
Una de ellas es la necesidad de promover en los pequeños municipios un mayor sentimiento de pertenencia y el «orgullo rural», especialmente en la población joven, para que decidan quedarse en sus localidades para desarrollar sus vidas, aún incluso después de haber estado en capitales realizando sus estudios superiores. Frases como «estudia para poder irte de aquí» incentivan a las jóvenes formarse y contar con una titulación superior -ya que sus abuelas y madres no tuvieron esa oportunidad-, y ha acabado provocando una «huida femenina ilustrada» de las zonas rurales a las ciudades, que ha conllevado que haya menos base social en las cooperativas, para de entre esas mujeres, haya quienes quieran dar el paso para asumir más responsabilidades.
«Además de no existir este orgullo rural, vemos que la visión que se tiene del trabajo en el sector primario está denostada. Hay una visión atroz de lo que realmente se hace, cuando es un sector que está muy tecnificado donde hay muchos profesionales y es estratégico”, ha señalado Isabel Muñoz, responsable de Consultoría Rural y experta en Igualdad de Género y Desarrollo Rural, y coautora del diagnóstico junto con María Luisa Gómez Moreno, profesora titular de Geografía y Desarrollo territorial de la UMA.
Para acabar con esos prejuicios sobre el campo, que provoca incluso que haya jóvenes que sientan vergüenza cuando sus familias se dedican a ello, otras de las medidas propuestas en el diagnóstico es el fomento del conocimiento ya no sólo del sector en general sino también del papel que tienen las cooperativas como motor económico.
Otro de los obstáculos que han impedido la llegada de las mujeres a los órganos directivos, como se señala en el estudio, es que el trabajo que han hecho en el campo se ha llegado a considerar como un trabajo familiar, sin el reconocimiento debido. Y a ello hay que sumar que, en otros casos, han sido las mujeres las encargadas de asumir la carga burocrática de las explotaciones agrícolas, sin considerase un trabajo propiamente dentro del sector.
En el acto se contó con la presencia de Carmen Bernal, presidenta de la Cooperativa Nuestra Señora de Las Virtudes, de Fuente de Piedra, y miembro del Consejo Rector de la D. O. Antequera, única denominación de origen oleícola de Málaga. En su intervención, ha abordado su tránsito desde su trabajo como docente durante más de una década a su entrada, hace dos años, en la cooperativa en la que participaba su familia.
Bernal entiende que muchos jóvenes no quieren mirar al sector agrario como futuro laboral, en parte porque se les amenazaba con que «si no quieres estudiar te vas al campo». Pero en su caso siempre pensó en el relevo generacional y en qué pasaría en un futuro con la explotación familiar. Y no se arrepiente de su decisión: «En los pueblos se vive mejor que en las grandes ciudades. He ganado en calidad de vida. Puedo gestionar el tiempo mejor. Estoy en mi explotación, estoy en lo mío».
«Queríamos poner de manifiesto algo que es palpable y que pasa desapercibido. Que hay socias, pero apenas están representadas en los órganos de gestión. Es una cuestión importante dada la situación de despoblamiento que hay en las zonas rurales. Y porque si la mujer está preparada y las cooperativas son parte fundamental del ámbito rural, las mujeres tienen que estar representadas en todos sus ámbitos», ha expuesto la presidenta de la asociación, Juana Ruiz.
En este sentido, la directora de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes de la Universidad de Córdoba, Rosa Gallardo, directora del trabajo de fin de máster de Desarrollo Rural, del que ha partido este diagnóstico, ha querido reivindicar el papel tan importante de la mujer en el cooperativismo agroalimentario: «Se han dado pasos importantes, pero queda un camino larguísimo por recorrer. Y es importante que tratemos de identificar cuáles son las dificultades que impiden que la mujer tenga presencia en los órganos de decisión. Tienen mucho que aportar. Nuestros pueblos requieren de la presencia activa de la mujer en todos sus ámbitos».
Además de recopilación de fuentes escritas del sector, se ha llevado a cabo dos tipos de dinámicas de participación. Una a nivel nacional, realizando una encuesta a personas referentes del ámbito cooperativista y de las mujeres, y otra a nivel territorial para recoger información de integrantes de hasta ocho cooperativas de la zona norte de Málaga como Alameda, Antequera, Colmenar, Fuente de Piedra y Mollina.