Antequera ha dado la bienvenida a su Semana Mayor entre palmas de olivo y fe. La Cofradía de la Pollinica ha sido la encargada de abrir una de las semanas más esperadas por los religiosos, que no pudieron hacer gala de su poderío el pasado año a causa de la lluvia que truncó la salida procesional de la mayor parte de los tronos antequeranos.
La Cofradía de Nuestro Señor a su Entrada en Jerusalén y María Santísima de Consolación y Esperanza, conocida tradicionalmente como ‘La Pollinica’, revive cada Domingo de Ramos la acogida que los niños hebreos le dieron a Jesús a su llegada a Jerusalén.
Así, vestidos con una ilusión infinita, los devotos y seguidores más pequeños se engalanaron en sus trajes de hebreos para acompañar el paso del Señor a su Entrada en Jerusalén, el Señor Orando en el Huerto de los Olivos y la Virgen de la Consolación y Esperanza Coronada, cuya salida tuvo lugar finalmente en torno a las seis de la tarde desde la Iglesia de San Agustín.
Una procesión mirando al cielo
Las horas pasaban y con ello la incertidumbre de la salida procesional de este año. Con el mal pronóstico que avecinaba el cielo gris de la ciudad, pocas eran las esperanzas de poder salir este año. Pero un claro en forma de milagro se abrió paso entre las nubes para permitir, esta vez sí, el cortejo procesional del Domingo de Ramos.
Rápidamente los vecinos y visitantes abarrotaron las calles de la ciudad del Torcal para presenciar el paso de los tres tronos de la Cofradía de la Pollinica, que se congregaron en las inmediaciones de la Iglesia de San Agustín. Rozando los 20 grados, la ciudad daba la bienvenida a su Semana Santa con un tiempo que acompañó durante toda la jornada, eso sí, sin dejar de mirar con precaución a un cielo que por momentos se tornaba más oscuro.
La estación de penitencia, con un cortejo de marcado carácter infantil, tuvo su inicio en San Agustín, para seguir por la calle Infante Don Fernando, San Luis, Cantareros, Madre de Dios, Lucena y Medidores. El cortejo continuó por la calle Tintes, Encarnación, Plaza de San Sebastián, Infante Don Fernando, San Agustín y a su templo.
Los estrenos de la Pollinica tampoco decepcionaron este año, siendo su máximo atractivo las renovadas túnicas que lucieron los hermanacos de los tres tronos.
Había ganas de Semana Santa, y los vecinos de Antequera dieron fe de ello. Al son de la Agrupación Musical de Santiago y Santa Ana de Algodonales, miles de devotos y religiosos acompañaron a las imágenes por su amplio recorrido, dejando pequeña a una ciudad que se volvió a rendir a sus santos.