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La Real, Ilustre y Venerable Hermandad Sacramental de Nuestro Padre Jesús Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario dedica a su excelsa Titular María Santísima del Rocío solemne triduo con motivo de su coronación canónica los días 9 , 10 y 11 de septiembre de 2015.
Este miércoles y jueves los cultos comenzarán a las 21 horas en la parroquia de San Lázaro. Hoy ha presidido la eucaristía D. José Ferrary Ojeda, vicario general de la diócesis de Málaga; Mañana Jueves la cátedra sagrada estará a cargo del monseñor D. José Vilaplana Blasco, obispo de Huelva. Tras la conclusión del culto del segundo día, María Santísima del Rocío será trasladada hasta la casa hermandad para ser entronizada. El itinerario será plaza de la Victoria, Cristo de la Epidemia, Puerto Parejo, Párroco Ruiz Furest y a su casa hermandad. El acompañamiento musical correrá a cargo de la Banda Municipal del Rincón de la Victoria. Desde el pasado día 5 de septiembre, puede contemplarse en el templo de San Lázaro el altar efímero que la corporación victoriana ha ideado, para los cultos de los dos primeros días del triduo de la coronación canónica de María Santísima del Rocío.
El fervor popular califica al templo del Jardín de los Monos como ‘Puerta del Cielo’, por encontrar allí los devotos de la Novia de Málaga un remanso de paz donde orar a la Virgen; está idea es la base de una de las composiciones procesionales, de Francisco Javier Criado, que suelen escucharse a los sones del órgano de la antigua capilla del hospital de leprosos y que lleva ese mismo título.
Es la misma ‘Puerta del Cielo’ la que en estos días rodeará a María Santísima del Rocío; por ella ha salido la Novia de Málaga para ocupar el lugar principal del altar, ubicado entre el Sagrario y la representación de la Santísima Trinidad, que coronan a María como reina del cielo y la tierra.
Una nube de plata conforma la base de la composición gracias a los laterales del trono de Santa María del Monte Calvario que se estructuran con una alternancia de paneles decorativos y capillas. Junto a las escenas del Evangelio en las que interviene María se sitúan figuras de las «mujeres fuertes de la Biblia», personajes que destacan por virtudes concretas y anticipan las virtudes de la Santísima Virgen, quien las reúne todas.
A la izquierda, se dispone la escena del encuentro de María con Jesús en la calle de la Amargura, que nos lleva a la reflexión sobre el inmenso dolor de María la Virgen y a la vez su fortaleza: Madre en el sufrimiento y Mujer ante las adversidades. Esta escena está flanqueada por las imágenes de la reina Esther y María, hermana de Moisés. En la primera, resalta su categoría de reina y de heroína, una reina que sin tener un alto linaje fue escogida entre las doncellas para compartir el trono con el rey persa Asuero, una heroína que salvó a los judíos del reino, pues señalando su condición de judía les dio la libertad permitiendo el rey que estos se defendieran. María o Myriam, la hermana de Moisés, fue profetisa de Dios y contribuyó a la salvación de su hermano Moisés en las aguas del Nilo y dirigió al pueblo de Israel junto a sus hermanos en la búsqueda de la Tierra prometida.
A la derecha del altar aparece la escena de la Boda de Caná, María como mediadora ante Jesús, pues aquí y tras la conversación de María con su Hijo, éste reafirma su condición. A los lados de esta escena las efigies de dos grandes heroínas Débora y Jael; la primera inició la campaña contra los cananeos y la segunda la concluyó. Débora mantuvo en paz a los suyos y los gobernó con justicia. El caso de Jael es conocido por haber eliminado a un enemigo de Israel de forma brutal -insertó un clavo en su cabeza- siendo aclamada como heroína y llamada bendita entre los nómadas. Ambas vienen a ratificar la idea de la mujer como heroína y emprendedora de hazañas inigualables.
En el centro de esta nube de plata se sitúa la placa del guión de la Cofradía del Rocío, como símbolo de generaciones pasadas unidas por esta corporación victoriana.
De esta base donde la referencia a la mujer es hilo conductor, emerge el Sagrario, que custodia a Jesús Sacramentado; una añeja oración sirve para reforzar el sentido que la corporación del Rocío ha dado al altar: “¡Oh sacrificio y hostia saludable / Que las puertas del cielo nos franqueas! / La lucha nos oprime formidable / Todo nuestro favor y esfuerzo seas”.
En el centro de la composición aparece María Santísima del Rocío, ataviada con mantilla blanca ‘Ros Coeli’, bordada por hermanas de la cofradía; saya blanca de la Virgen del Rocío de Vélez-Málaga y manto blanco de María Santísima de la Trinidad Coronada. Estas piezas simbolizan la unión de la iglesia diocesana, a través de la devoción a María. Los cuatro puntos cardinales por los que se expande la fe, quedan representados en la peana sobre la que se eleva la Novia de Málaga; elemento perteneciente a la cofradía de la Sentencia, con sede canónica en la parroquia de Santiago Apóstol, a la que en otros tiempos perteneció el templo de San Lázaro. Muestra la cartela central una representación de la Sagrada Familia, “la familia es la primera comunidad de vida y amor el primer ambiente donde el hombre puede aprender a amar y a sentirse amado, no sólo por otras personas, sino también y ante todo por Dios.”, en palabras de Juan Pablo II.
La Virgen del Rocío luce Medalla de la Ciudad de Málaga, donada por Francisco García Grana en 1994; fue alcalde de la ciudad y hermano mayor de la Cofradía del Rocío. Diversas donaciones pueden observarse en la saya y mantilla de la Virgen: Lazo bordado en oro y sedas de color verde y morado para la medalla del Ciudad, joyas valencianas, tembladeras, escudo de la Hermandad de la Redención de Sevilla y broche de filigrana; de su mano pende un rosario de perlas, también donado por hermanos. Los pendientes pertenecen al ajuar de María Santísima del Rocío.
La Novia de Málaga aparece ante la ‘Puerta del Cielo’, en el instante de su coronación por parte de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo; las dos primeras gubiadas por Juan Vega y realizadas expresamente para este altar; la tercera, sol y Paráclito, cedida por la parroquia del Buen Consejo de Torremolinos. La segunda Persona de la Santísima Trinidad luce atuendo morado y blanco, colores alusivos al hábito procesional del Martes Santo. Nimbos, cetro y corona de Orfebrería Montenegro.
Completan el altar ánforas de la Cofradía de la Humildad, crestería de la Cofradía de la Paloma, angelotes y cornucopias cedidos por devotos. Envuelven todo el conjunto paños de color burdeos, así como reposteros pintados con motivos marianos.
Rodean a la Virgen del Rocío seis columnas en la misma ‘Puerta el Cielo’, que sumadas a las cuatro del retablo, aluden a los Diez Mandamientos de la Ley de Dios: Amarás a Dios sobre todas las cosas, No tomarás el Nombre de Dios en vano, Santificarás las fiestas, Honrarás a tu padre y a tu madre, No matarás, No cometerás actos impuros, No robarás, No dirás falso testimonio ni mentirás, No consentirás pensamientos ni deseos impuros y No codiciarás los bienes ajenos.
Rodeando a la Virgen se dispone la candelería, de la Cofradía del Monte Calvario; en esta ocasión, setenta y dos candeleros que representan a los primeros misioneros designados por el Señor: «La mies es mucha, y los obreros pocos… En la casa en que entréis, decid primero: «Paz a esta casa»… decidles: «El Reino de Dios está cerca de vosotros»… alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los cielos», (Lucas 10,1).
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