En Antequera también se ha constituido la Plataforma de Afectados por la Hepatitis C, que tiene su página en Facebook al alcance de quien quiera conocer los últimos aconteceres de este tema, y entrar en contacto con quienes lo sufren. No es mi intención hablar aquí sobre cuestiones médicas que desconozco absolutamente. En todo caso quisiera dedicar unos minutos a escribir sobre cuestiones de humanidad.

Ha pasado creo que casi año y medio desde que el problema del coste de los nuevos fármacos, de alta eficacia, y el nulo acceso de los enfermos españoles a los mismos, saltó a los medios de comunicación. Desde entonces el Gobierno ha entrado en una sombría espiral burocrática que consume un tiempo del que los enfermos no disponen. Ignoro si el problema es sólo económico o entran en juego otras circunstancias que nadie nos explica. Bueno, un problema económico, de valores y de solidaridad.

Hay un pequeño rayo de esperanza que viene, mira por dónde, de la tan denostada Unión Europea. Que para algo debe servir aparte de convertir en yogur a los griegos. La Unión Europea, digo, ha ofrecido a los países miembros unirse para comprar los fármacos contra la hepatitis C a precios más ventajosos.

Leo en El País que el coste de doce semanas de tratamiento oscila, según en qué Estado miembro, entre los 25.000 y los 45.000 euros. No es que los pacientes con menos recursos no se lo puedan permitir, es que esta imposibilidad llega incluso a los de un poder adquisitivo medio alto. Los países que quieran participar en la negociación conjunta de los precios deben solicitarlo a la Unión Europea. Esta oferta se hizo en diciembre. Hasta el momento ningún Estado ha formalizado la petición. España dice que lo está estudiando.

Esta dolorosa circunstancia de miles de familias españolas muestra hasta qué punto el derecho a una sanidad pública universal, con acceso en igualdad de condiciones, se está deteriorando y amenaza con quedarse en papel mojado. Sí, es una situación extrema. Por desgracia, demasiadas situaciones extremas se han convertido en cotidianas.

AUTOR: Salvador Rivas

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