Las ciencias bíblicas y teológicas nos están ofreciendo una lectura nueva del Evangelio. Nos invitan a desmontar nuestras imágenes de Dios para poder llegar al Dios verdadero que se ha manifestado en Jesucristo. Nos explican cómo, a lo largo de la historia del cristianismo, hemos ido elaborando unas representaciones culturales y morales de Dios que nos han alejado de su verdadera identidad, que han desfigurado –en palabras del Vaticano II- el verdadero rostro de Dios.
Frente al comercio y al consumo, los creyentes hemos de ser signos de libertad, manifestada en nuestra opción por los pobres. Nuestra clave debe ser entregarnos por amor a la humanidad. Y luchar por la transformación de este mundo tan injusto en el que vivimos. Porque sabemos –como reza una pintada aparecida en tierras valencianas- que “Habrá crisis mientras no haya ética”. Así haremos creíble nuestra celebración de la Navidad: trabajando por una ética que defienda y garantice la dignidad de todo ser humano. Los profetas bíblicos nos avisan continuamente para que no caigamos en la tentación de vivir en una religión cómoda y vacía. Escuchemos el grito del profeta Amós: “Odio y desprecio vuestras fiestas, me disgustan vuestras solemnidades…No me agradan vuestras ofrendas. Apartad de mí el ruido de vuestros cánticos, no quiero oír más el son de vuestras arpas. Haced que el derecho fluya como el agua y la justicia, como río inagotable” (Amós, 5,21-25).
Una religión falsa es la que no favorece el derecho y la justicia para los débiles, sino que calla y se dirige a Dios sin comprometerse por la liberación de los que sufren. Hoy se nos pide huir de una Navidad individualista, consumista y de espaldas a los marginados de nuestra sociedad. Nos felicitamos por la cantidad de esfuerzos que en este mes se hacen por recoger alimentos para nuestros hermanos mas necesitados. Pero esos gestos tan significativos no pueden dejarnos satisfechos. Necesitamos comprender, desde nuestras creencias o desde nuestro humanitarismo, que hemos de apoyar a todos los movimientos y colectivos que luchan por la transformación de nuestra sociedad. El Dios que nace a la intemperie nos dice que es posible una nueva humanidad, una ética nueva, un mundo sin corruptos y sin ladrones de guante blanco, y nos invita a poner todos nuestros esfuerzos en esta tarea.
¡Felices, solidarias y comprometidas navidades para todas y todos!
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