La espiritualidad no es una opción, sino una exigencia para que nuestra especie sobreviva. Solo el cultivo de la dimensión humana profunda permitirá que nuestro mundo no se vaya al garete. Estamos llamados a recuperar a todos los sabios de la humanidad y el papel de la mística. Lo que algunos llaman la cualidad humana profunda.
La especie humana es la única que no está programada por los genes, que se tiene que auto programar y esto solo se puede hacer, en una sociedad en cambio como la nuestra, desde la espiritualidad. O adquirimos esta conciencia, ese cultivo de lo espiritual, o la propia aceleración de la ciencia y de la tecnología nos pueden llevar a la autodestrucción. Una ciencia sin ética nos puede llevar, en pocos siglos, al exterminio total. El cambio climático no deja de lanzarnos preocupantes avisos.
Desde hace más de 20 años funciona en Barcelona el ‘Centro de estudio de las tradiciones de sabiduría’. Este centro nos recuerda que la gran lección de las sabidurías del pasado es que sin espiritualidad no se puede sobrevivir. Lo que se comienza a reconocer incluso desde ámbitos no religiosos. Las creencias si no son dinámicas pueden ser un obstáculo para la propia experiencia espiritual. Defienden que las religiones que no cultiven la espiritualidad no pueden sobrevivir o lo harán convirtiéndose en guetos.