Los humanos no solo
usamos diferentes idiomas  lingüísticos,
también usamos distintos idiomas cultuales, cuyas diferencias se acentúan conforme  cambia la historia. Un idioma cultural es
como un filtro, un marco, a través del cual vemos la realidad. Nuestro acercamiento
mental a la realidad nunca es neutro,
sino condicionada por aquel idioma que tenemos interiorizado. Ya lo dijo un
poeta: “Nada es verdad ni es mentira, todo se ve del color del cristal con que
se mira”. Pero cincuenta años después de Campoamor hubo otro poeta que lo
corrigió, a mi modesto entender de manera genial. Afirmaba: “Nada es verdad ni
es mentira todo se ve del color del dolor con que se mira”.  Mi amable lector o lectora  comprenderá que no es lo mismo mirar la
realidad con ojos de turista indiferente o con ojos compasivos y solidarios. ¡Cuánta diferencia!
A ese  idioma cultural del que hemos hablado lo
llaman los antropólogos sociales paradigma. De tal forma que todo acercamiento
mental a la realidad se hace según un paradigma determinado. De ahí la certeza
del dicho “No vemos las cosas como son, vemos las cosas como somos”  (Anais Nin).

Los paradigmas se
suceden unos a otros en un proceso inevitable. Lo mismo que no tiene sentido comparar
un idioma con otro, y decir este idioma es mejor que el otro. Así no podemos
decir que un paradigma, o modelo interpretativo, es mejor que otro.  Pero sí afirmamos, con toda claridad, que
unos textos escritos en un paradigma distinto al nuestro,  carecen de significado para las personas que
hablan un idioma cultural distinto. Y llegamos a una primera conclusión: la
religión cristiana se  expresó en un
paradigma o idioma cultural premoderno y platónico;  a una persona que se acerca a la religión con
una mentalidad o cultura post moderna, 
le resultará muy difícil captar los significados religiosos
tradicionales. Solo si somos capaces de  traducirlos  a la mentalidad post moderna, (a la que
algunos llaman hoy la info-modernidad o la era de la informática), podrán ser
significativos para los jóvenes y las personas que van entrando en otro idioma
cultural.  Seguiremos con el tema.

José Sánchez Luque