Llevamos muy poco de 2014 y ya se ha producido la primera víctima de violencia de género en España. Debo recordar que hace escasas fechas, el 25 de noviembre, se celebró el Día Internacional Contra la Violencia de Género. La antequerana Asociación de Mujeres Progresistas ‘Acilia’ convocó una concentración en San Luis. Se leyó un escalofriante manifiesto comparando, acertadamente, la violencia machista con el terrorismo: se contabilizan más mujeres víctimas de sus parejas que las causadas por ETA.
Nadie, salvo los agresores, deja de condenar esta lamentable lacra social. Traspasa cuestiones ideológicas y debería aunar a gente más o menos conservadora, liberal o progresista. Pero nuestros políticos desaprovechan una oportunidad de oro y se muestran, sin saberlo, a cara descubierta, sin la máscara que los oculta en este carnaval en que se ha convertido la política en nuestro país.

No apareció nadie del PP más allá de un representante de NNGG a título personal que dio un valioso ejemplo de tolerancia. Quizá se deba a que algunas mujeres de esta asociación pertenecen al PSOE, y como ya sabemos se llevan como agua y aceite. No quiero pensar que les asuste la palabra progresistas. El Ayuntamiento, por su parte, denegó un punto de conexión eléctrica desde el edificio de San Luis para la megafonía.

El PSOE tampoco se quedó corto, suspendió su concentración para agregarse a ésta llevando a un oportuno «equívoco» con los medios de comunicación, dando la impresión de que eran ellos los convocantes reales y aunque se intentó rectificar inmediatamente, el daño ya estaba hecho. IU convocó otro acto similar a la misma hora en otro punto de nuestra ciudad.

Qué bonito sería superar las diferencias, dejarnos llevar por lo que nos une, aparcando las actitudes de politiqueo barato a la que nos tienen tan acostumbrados. 38 años de democracia, 8 leyes de educación. Consensúen de una puñetera vez una nueva ley duradera. Piensen en las únicas víctimas de su irresponsabilidad: las generaciones de jóvenes, futuro del país, a los que parecen despreciar. Basta ya, por otra parte, del «Y tú más».

Juan Luis Reina