El Año nuevo comienza con una
expresión universal de buenos deseos. Estrenamos una vez más la vida, y
queremos hacerlo con palabras de paz. Desde hace varias décadas los  papas han querido que se celebre, en el
primer día del año, la Jornada mundial por la paz. También el papa
Francisco  nos ha proclamado  su mensaje para este día, con el lema “La
fraternidad, fundamento y camino para la 
paz”.
Les sintetizo las ideas más
sobresalientes de su escrito. Comienza 
señalando que la fraternidad es una dimensión esencial de la persona
humana, somos seres relacionales… Si no nos sentimos hermanos es imposible una
sociedad justa y una paz estable y duradera. Esa fraternidad debemos  cultivarla, 
en primer lugar, dentro de cada familia. Un poco más adelante afirma que
las modernas comunicaciones entre las personas, 
deben hacernos  hermanos que se acogen
y se preocupan unos de otros.
Pero, desgraciadamente, continua Francisco,
en nuestro  mundo reina la globalización de
la indiferencia que nos hace despreocuparnos del sufrimiento del otro y vivir
encerrados en nosotros mismos.  A
continuación denuncia  los
enfrentamientos armados  y otros
enfrentamientos invisibles, pero no menos crueles, que se combaten en el campo
económico y financiero, con medios igualmente destructivos de la vida, las
familias y las empresas. Y todo ello, nos lleva a la cultura del descarte o de
la marginación de los más débiles, a los que se consideramos inútiles.
Les señalo a continuación los epígrafes
con los que Francisco enuncia los diversos apartados de su mensaje:
1.- Las éticas contemporáneas son
incapaces de crear   vínculos de fraternidad.
2.- La fraternidad es el
fundamento y el camino para la paz. El  desarrollo de los pueblos es el nuevo nombre
de la paz que, a la vez,  es  fruto de la solidaridad.
3.- La fraternidad es la premisa
para vencer la pobreza en nuestro mundo.
4.- Hemos de revisar
continuamente unos modelos de desarrollo económico,  que no lleven a una mayor fraternidad y un
cambio de estilo de vida.
5.- La fraternidad extingue la
guerra. Nos lleva a renunciar a las armas, buscar el diálogo, el perdón y la
reconciliación para construir justicia, confianza y esperanza. El derecho a vivir
en paz es el derecho humano más fundamental.
6.- La corrupción y el crimen
organizado, con sus múltiples facetas, se oponen a la fraternidad.
7.- La fraternidad ayuda a
proteger y a conservar la naturaleza.
Y, para concluir, Bergoglio nos
asegura: Solo el amor dado por Dios nos permite acoger y vivir plenamente la fraternidad.
Cuando falta Dios, toda actividad humana se vuelve más pobre y la persona queda
reducida a objeto de explotación. Y nos 
anima a todos a dar un paso adelante en el ejercicio perenne de la
empatía, de la escucha del sufrimiento y de la esperanza del otro. Nos invita a
gastarnos generosamente por el bien de cada hermano y hermana, aún de los más
lejanos y desconocidos. El servicio es el alma de  esa fraternidad que edifica la paz.

¡Buen programa para
el  año 2014! ¡Feliz Año Nuevo!

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