Directrices para nuevos modelos conceptuales de demencia: Características esenciales de una ‘teoría ideal’ sobre la demencia

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Zaven Khachaturian es el presidente de la Campaña de Prevención de la Enfermedad de Alzheimer para 2020 [PAS2020], Asesor Principal de Ciencia de la Alzheimer’s Association americana; y editor jefe de la prestigiosa revista científica Alzheimer’s & Dementia.

Su carrera abarca varios cargos importantes de alto nivel relacionados con el desarrollo de programas y políticas de investigación. Generalmente reconocido como el «fundador” o el “arquitecto” de los programas de investigación extracurriculares en Neurobiología del Envejecimiento y Alzheimer del National Institute on Aging (NIA) / National Institutes of Health [NIH], fue director de la Oficina de la Enfermedad de Alzheimer, responsable de coordinar las actividades relacionadas con la enfermedad de Alzheimer en el NIH y director asociado para Neurociencia y Neuropsicología del Programa de Envejecimiento de la entidad.

Extracto de su ponencia
La intervención del doctor Khachaturian describirá el estado las actividades que se están desarrollando por parte del Grupo internacional de trabajo en nuevos modelos conceptuales de demencia.

Este grupo de trabajo está realizando una reevaluación crítica de las ideas y teorías prevalentes sobre demencia y enfermedad de Alzheimer, revisión que se considera necesaria debido a los tres principales desafíos que enfrenta este campo de la investigación científica: ampliar el espectro de dianas terapéuticas; resolver el “rompecabezas de patologías” presente en el diagnóstico diferencial y en los estudios clínicos sobre tratamiento; y la urgente necesidad de entender las transiciones de unas fases a otras (por ejemplo, del envejecimiento normal a la enfermedad)

Los objetivos específicos de este grupo de trabajo son:

– Integrar el conocimiento actual en demencia y alzhéimer (por ejemplo, consolidar todo lo aprendido en los últimos 30 años sobre las características clínicas y biológicas de la enfermedad)

– Desarrollar nuevas ideas sobre el origen de los trastornos cerebrales complejos

– Explorar y formular modelos conceptuales alternativos sobre demencia

La tarea inmediata de este grupo de trabajo es identificar los temas cruciales a los que cualquier “teoría ideal” debería dar respuesta.

Actualmente no disponemos de una única teoría que englobe todo las evidencias documentadas y conocidas sobre la demencia. Por ello, el objetivo específico de este grupo de trabajo es definir esos conceptos esenciales que debería reunir esa futura “teoría ideal” y establecer así un marco general para iniciar el diálogo sobre los aspectos esenciales que una teoría prospectiva deba abordar.

Actualmente, este grupo de trabajo es un “think-tank” virtual que está trabajando en la creación de un sistema de catalogación estandarizada para todas las teorías sobre demencia, para producir así una herramienta de gestión del conocimiento para la clasificación de dichas teorías.

¿Por qué es la demencia un problema de salud mundial?
La esperanza de vida humana sigue en aumento, lo que está llevando a políticos y economistas que preocuparse por las implicaciones sociales del futuro incremento en necesidades de atención sanitaria. La mejora de las condiciones de salud en la población en general –especialmente en los países desarrollados- y la disminución en la reproducción lleva a prever que, para mediados de este siglo, aproximadamente un tercio de la población mundial esté en el rango de edad categorizado como “anciano”, alcanzando esta proporción de hasta un 40% en muchos países del G20, lo que generará una presión sin precedentes en las políticas sociales y económicas.

El impacto económico y social de los trastornos cerebrales crónicos como la enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas se convertirá en el principal problema de salud pública en todo el mundo, afectando directamente a 100 millones de personas para el año 2050.

Los gobiernos deben gestionar simultáneamente el gasto en investigación, la atención a largo plazo, la inversión en intervenciones y en medicina preventiva y terapéutica, así como la integración social en un entorno en el que los adultos de mayor edad son quienes tienen mayor poder económico, pero se encuentran a menudo marginados.

El envejecimiento saludable se convierte por tanto en una prioridad por razones de productividad económica, estabilidad financiera, compromiso social, derechos humanos y ética. Los sistemas de salud se enfrentarán pronto a una grave crisis como resultado de un crecimiento significativo del mercado de la salud, junto con la reducción de los recursos. La magnitud del problema se deriva de la convergencia de dos tendencias demográficas: por un lado, el aumento de la vida útil y, por otro, el incremento casi exponencial de la incidencia de algún tipo de discapacidad después los 65 años.

Las estructuras sanitarias de hoy en día serán insuficientes para responder a los retos del futuro, y limitarnos a modificar el sistema de financiación y prestación de asistencia actual no será suficiente. Más bien, serán necesarios nuevos paradigmas y soluciones que transformen las políticas públicas a través de múltiples áreas: planes de seguridad social, pensiones y planes de jubilación y servicios sociales para atención médica y seguros médicos para el cuidado a largo plazo. Y lo más importante, se necesitarán inversiones en investigación médica y en servicios de salud destinados a promover la salud y el bienestar.

Las consecuencias económicas de los cambios en los patrones de salud en una sociedad que envejece progresivamente (aumento exponencial de discapacidades crónicas, supervivencia prolongada con condiciones crónicas de salud, etc.) hacen que los gobiernos de la OCDE estén justificadamente preocupados por tener que asumir la mayor parte de los costes de atención sanitaria de sus ciudadanos. En 2011, por ejemplo, el gasto sanitario aumentó más rápidamente que el crecimiento económico en todos los países de la OCDE, y gran parte de ese gasto sanitario se dedicó a enfermedades para las que los avances en el diagnóstico y el tratamiento son difíciles de alcanzar, como es el caso de las enfermedades neurodegenerativas y el alzhéimer.

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