La Cofradía del Rescate llena las calles de gente y devoción en el 50 aniversario de la Virgen de la Piedad

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La Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Rescate y María Santísima de la Piedad realizó en la tarde noche de ayer su estación de penitencia por las calles de la ciudad de Antequera en una jornada en la que comenzaron las celebraciones conmemorativas del 50 aniversario de la incorporación de la Virgen al cortejo procesional de la cofradía trinitaria y que culminarán con la procesión extraordinaria que la Piedad protagonizará el próximo 15 de agosto.

Leves gotas de agua hicieron temer lo peor en las primeras horas del Martes Santo, pero el sol salió y fueron centenares de personas las que visitaron el convento de la Santísima Trinidad durante toda la mañana para poder admirar de cerca los tronos engalanados para la salida procesional de la Cofradía del Rescate.

A mediodía tuvo lugar la tradicional Misa de Hermandad, que contó con la presencia del alcalde de la ciudad, Manuel Barón y algunos concejales, además de directivos de la Cofradía, hermanacos, mantillas y fieles en general que con esta eucaristía, celebrada por los padres trinitarios, se prepararon espiritualmente para la estación de penitencia.

Ya a las siete y media de la tarde y tras el desfile de la armadilla, la Cofradía del Rescate puso su cruz de guía en la plazuela que lleva el nombre del Cristo trinitario y tras ella, maceros, penitentes con túnica roja y capuz blanco que precedían al trono de Nuestra Señora de la Piedad, engalanado a base de flores en color rosa, luciendo la Virgen para la ocasión un original tocado de encaje y pedrería adornado con tiras de perlas sobre el pecho.

El “arriba” en la voz del hermano mayor de insignia, Paco Peláez, provocó el aplauso del enorme gentío que se agolpaba en una Cruz Blanca iluminada con el sol, mientras, al son de ‘Concha’, la Virgen de la Piedad comenzaba su recorrido por las calles del barrio de la Trinidad, en el que este año la Cofradía realizó un aumento del recorrido para pasar por la barriada de Miraflores.

Tras la Señora, la banda de música San Isidro Labrador de Churriana, un centenar de mujeres vestidas con la tradicional mantilla española y otro centenar de penitentes que precedían el paso del Señor del Rescate, guiado por Guillermo Ramos a los sones de la banda de cornetas y tambores de la Vera Cruz de Almogía.

El Cristo estrenó remodelación de su trono, recuperando la talla original y sustituyendo el viejo dorado por un color caoba que, adornado con flores en color crema por su camarera Carmen Ramos, elevaba aún más la imagen del Señor del Rescate, que una vez más, fue acompañado por las calles de Antequera por miles de promesas ‘alumbrando’ tras el trono. Las aceras estuvieron repletas de público en todo el recorrido, especialmente en puntos del barrio de la Trinidad, así como en Laguna y Cantareros y al paso de la Cofradía por la tribuna situada en la puerta del Ayuntamiento.

Entre saetas, marchas y aplausos la Cofradía fue discurriendo por las calles del centro de la ciudad para llegar a una abarrotada Cruz Blanca y protagonizar el tradicional encuentro entre el Señor y su Madre en la recta final del discurrir de la cofradía que preside Juan Ortigosa.

Finalmente, en el templo trinitario, el último arriba, pronunciado por Guillermo Ramos en el Cristo y por Juan Pozo en la Virgen, que se despidió este año como hermanaco, aplausos y lágrimas de los presentes que pusieron fin al Martes Santo antequerano, día en el que el Rescate y su madre de la Piedad devolvieron las visitas de todo un año en las calles de Antequera.

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