Antequera se ha convertido en la ciudad de la luz durante el fin de semana con la celebración de la novena edición del Antequera Light Fest, uno de los eventos culturales más relevantes del calendario estival de la ciudad que se celebra cada año para conmemorar la declaración del Sitio de los Dólmenes como Patrimonio Mundial de la UNESCO.
La ciudad se convirtió en un un verdadero recital de magia al caer la noche, ofreciendo un viaje sensorial alrededor del mundo a través de la música, la iluminación y las experiencias de los distintos espectáculos distribuidos por los puntos más emblemáticos del municipio.
Un viaje de luz a través de la historia
Con la entrada de la luna, la ciudad dejó atrás su ajetreo constante, el ruido de los coches y el bullicio propio del día a día, para dar paso a un ambiente enigmático, cautivador y lleno de magia y misterio. La Plaza de Toros fue la encargada de albergar el Tesoro del Faraón, con unas proyecciones de láser y videomapping sobre el suelo que recrearon la pirámide de Tutankamon y sus laberínticos pasadizos.
A tan solo unos metros, en la Plaza de Castilla, los amantes del deporte disfrutaron de la impresionante iluminación de uno de los puntos más emblemáticos de la ciudad, acompañándose de los juegos relacionados con el baloncesto en varias canchas que se habilitaron para la ocasión y que también se sirvieron de luz.
El recorrido del Light Fest continuó hasta el Patio del Ayuntamiento, dónde la mágica noche dio paso al Sol Naciente, una intervención que permitió a los visitantes realizar un viaje en el tiempo y conocer la cultura nipona a través de una puesta en escena sin precedentes con danza y artes marciales.
El casco antiguo, lleno de magia
Como no podía ser de otra forma, uno de los puntos fuertes del festival de luz volvió a concentrarse en la Plaza del Coso Viejo, dónde tuvo lugar una experiencia inmersiva que llevó al público al norte de Europa para contemplar una evocación de uno de los más fascinantes fenómenos de la naturaleza: las auroras boreales.
Gracias a los cañones de nieve ubicados en el entorno del Museo de la Ciudad, los visitantes pudieron sentir la experiencia de una forma completa y cercana, vislumbrando además las auroras boreales con sus efectos especiales a través de un recorrido narrativo por las maravillas del planeta que conectó simbólicamente con el Sitio de los Dólmenes de Antequera como origen de la historia de la Humanidad.
El hermetismo y el ambiente esotérico del Coso Viejo se fundió en contraste con las luces vivas del Carnival Brazil Lights, un desfile de batucada, luz y color que cubrió la Calle Infante Don Fernando hasta llegar a la Plaza de San Sebastián con un vibrante espectáculo de música y efectos visuales.
La Colegiata, protagonista del Light Fest
El símbolo de Antequera, su Real Colegiata de Santa María, volvió a convertirse también en símbolo del festival este año, albergando la vuelta al mundo de la mano de un intrépido aventurero, en un viaje que, a través de un videomapping, ayudó al público a descubrir y recrear los lugares más increíbles del planeta.
“Nosotros venimos todos los años, nos reunimos unos amigos y visitamos cada punto de la ciudad. Es algo diferente que nos gusta ver, ya que en ningún sitio hay algo como esto”, compartió Pedro, un vecino de la ciudad, mientras cogía hueco para sentarse a disfrutar del espectáculo.
El Antequera Light Fest refuerza de esta forma su presencia y mira hacia el futuro, preparando grandes cosas para la próxima edición, en la que se rendirá homenaje al décimo aniversario de la ciudad como Patrimonio Mundial con la cultura, arte y la innovación del mayor festival de luces y sonidos del sur de Europa.