La rentabilidad en la explotación de este fruto seco está calando entre los archidoneses que ya abarcan más de 250 hectáreas de cultivo desde que en 1991 el perito agrónomo José Aguilar plantó los primeros árboles
En 2015, la familia Ruiz de Archidona decidió sustituir todo su cultivo de cereal por plantaciones de pistacho. Cinco años más tarde, cuentan con una planta de procesado en plena Vega y con cerca de 8.000 árboles que ahora han comenzado a dar sus primeros frutos. Un muestreo inicial que augura una buena primera producción de cara al año que viene.
Como ellos, ya son cerca de una decena de agricultores los que han apostado por la explotación de este fruto seco que actualmente en Archidona comprende alrededor de 250 hectáreas desde que en 1991 el perito agrónomo José Aguilar plantó los primeros árboles, siendo pionero en todo el territorio nacional. Aunque el olivar sigue teniendo mayor preponderancia, el pistacho va creciendo «poco a poco» y «tímidamente», señala Aguilar, pudiendo llegar a alcanzar una rentabilidad mayor que la de la aceituna.
El pistacho tolera tierra de regadío como de secano, una ventaja frente al olivar que cuenta con el hándicap de la falta de lluvias, lo que se suma a la eterna batalla de los precios. En el caso del pistacho, a nivel mundial hay más demanda que oferta y si quisiera, España podría ponerse a la cabeza de Europa, «al igual que somos los mayores productores de aceite de oliva del mundo».
Lo que ahora es una realidad es que Archidona es referente en Andalucía en la producción de pistacho desde hace 30 años. De hecho, Aguilar Explotaciones es la única industria en el territorio nacional que cuenta con maquinaria suficiente para abrir los pistachos cerrados mediante un procedimiento que tienen patentado y que actualmente está abierto a terceros.
Hace 40 años, Aguilar orientó todas sus posibilidades como agricultor a la siembra de pistacho. Los primeros 15 años fueron los peores debido a la acumulación de problemas ante el desconocimiento y la falta de experiencia. Ahora la cosa ha cambiado y «solo es cuestión de preguntar», por lo que insiste en la necesidad de adquirir una serie de conocimientos previos para llevar a buen término esta actividad. «Si se hace bien, el pistacho es un cultivo extensivo muy rentable, incluso más que un cultivo de olivar súper intensivo. Cuando aprendes, es tan sencillo como cualquier otra explotación y te garantizan el éxito. Por eso puse pistachos y por eso los mantengo» con su reconocida marca de Pistachos Nazaríes.
Las claves en el cultivo de pistacho
Según explica Aguilar, una correcta plantación de pistacho tarda unos 5 años en dar los primeros frutos. A partir de ahí, va produciendo cada vez más hasta llegar a los 10 u 11 años que se estabiliza. «Si tardan entre 8 y 10 años en dar los primeros frutos algo estamos haciendo mal».
Lo adecuado es sembrar una variedad macho, la más común Peter, por cada ocho hembras, como Kerman, para que florezcan al mismo tiempo.
Cuando los árboles dan racimos con al menos 20 granos, se dice que es sinónimo de buena polinización. La cáscara crece rápidamente y está lista a finales de junio, pero el fruto no alcanza su tamaño completo hasta mediados de septiembre, mes en el que comienza la recolección con una media de 15 días.
El pistacho que recoge el agricultor del campo está lejos de ser directamente comercializable. Hay que quitarle la cáscara exterior con buena cantidad de agua para que mantenga su blancura y una vez pelado hay que secarlo. Luego hay que clasificarlos por lotes según sus propiedades y precio.
Una primera producción puede situarse entre 150 y 200 kilos por hectárea en condiciones de regadío hasta llegar a los 2.000 kilos en niveles óptimos.
El pistacho requiere de inviernos muy fríos y veranos calurosos. A día de hoy, el kilo puede rondar los 5 y 6 euros, siendo lo más valorado que el pistacho esté abierto y sea gordo.
El buen precio hace que además el transporte en el pistacho sea relativamente poco costoso, pues solo habría que gastar unos céntimos. «No es como el trigo o la cebada que suponen un porcentaje alto en la facturación».
Un pistacho está bien conservado cuando su humedad no es mayor del 6% en primavera, verano y otoño. Para evitar el ataque de las polillas, se pueden guardar en cámaras refrigeradas por debajo de 12 grados y puede durar años conservando sus características «aunque lo lógico es que en marzo el agricultor haya vendido sus pistachos».