Sentado junto a mi amor, pasan las tardes en calma. Tantos recuerdos me vienen, que no sé cuantos. Cuantos recuerdos se van, que ya ni me acuerdo.
Aquellas tardes de invierno ¡Ay! Aquellas tardes. De la mano paseando los dos, solos paseando. El frío intenso, las hojas secas ¡Ay! Aquellas tardes.
La miro y no me mira, su mirada calla. La llamo y no me habla, como sin mirarme me viera. Sus manos temblorosas, a mis manos se agarran.
Su vida temblorosa, en su butaca pasa. ¡Cuanto amor derramó! Tanto que no se cuanto. ¡Cuanto dolor soportó! Tanto que no le quedan lagrimas. La miro y no me mira, calla su mirada. Ella con noventa años, yo casi otros tantos.
¡Derroche de juventud! Para mis ojos tiene. ¡Derroche de amor! ¡Derroche! Para mi vida tiene. Sentada en su butaca, ni me mira, ni me llama.
Ella sentirme me siente, yo con mirarla me basta. La miro con amor y llora su mirada. Nos miramos los dos y con mirarnos nos basta. Si hay vida feliz, ésa es la de mi amada.
Si hay paz interior, esa está en su mirada. Sentado junto a mi amor, pasan las tardes completamente en calma.