La escena en la carretera de acceso a la localidad de Campillos continúa siendo desoladora. Los vecinos trabajan en busca de la calma tras las fuertes lluvias del pasado domingo que dejó en menos de dos horas, más de 300 litros por metro cuadrado.
Pese a que en la tarde de ayer se desplazaron efectivos de la Unidad Militar de Emergencia (UME) se incorporaron a las tareas de limpieza y evacuación del agua, la situación en el pueblo no es mucho mejor; No cesa el tránsito de camiones del Ejército, de bomberos y de vehículos de Protección Civil, especialmente en las zonas más afectadas de la localidad, como el pabellón polideportivo municipal, el centro de salud y el colegio «La Milagrosa».
«Lo hemos perdido todo, y no sabemos cuando podremos tener el centro en condiciones para las clases», ha explicado a Efe la directora del centro educativo, Lola Zabala, visiblemente sobrepasada ante una imagen desoladora, con aulas anegadas, muebles amontonados y material escolar destruido por completo.
La zona este del pueblo es la que se ha llevado la peor parte por el desbordamiento del arroyo Rincón, según ha indicado el cabo Benito del puesto de la Guardia Civil de Campillos, quien ha asegurado que al menos «hasta dentro de dos días» no podrá restablecerse el servicio de agua corriente.
«Esto es un desastre, está todo para tirarlo, y el agua nos llegaba hasta las rodillas, menos mal que el quiosco lo teníamos asegurado», cuenta Francisco Páez, que ha perdido varias gallinas y seis gatos, y cuya familia aun continúa con el miedo en el cuerpo y a la espera de volver a la normalidad lo antes posible.
Solo hace falta bajar al almacén del bar «La Bodega» para hacerse una idea del nivel al que llegó el agua, que ha dejado impracticable el local, con estanterías cubiertas de barro y toda la maquinaria averiada.
El gerente del Área Sanitaria Norte de Málaga, José Antonio Ruíz, ha explicado a Efe que desde ayer a las 17 horas y tras una primera limpieza, la situación está estabilizada y se han podido habilitar las consultas de urgencias.
«Esperamos que a partir de mañana podamos atender a los pacientes con total normalidad», ha detallado Ruíz, quien ha agradecido a la UME y a Protección Civil las labores de limpieza en la zona para facilitar el acceso a pacientes y personal sanitario.
La cara más amable de este episodio de lluvias sin precedentes en la provincia, es la de todo un pueblo que trabaja mano a mano para recuperar la normalidad.
Durante toda la mañana, vecinos y voluntarios han colaborado con palas, tractores y camiones para achicar el lodo y repartir herramientas, botas, y agua potable a todo aquel que lo necesitaba.
«No es la primera vez que ocurre, pero nunca a este nivel», ha relatado a Efe Teresa Rodriguez, vecina de la avenida de la Candelaria, que ha denunciado «la falta de previsión», y que el estado del cauce del Arroyo Rincón era mejorable.
Por el momento, aún quedan días para retirar toda la suciedad que se acumula en las calles de Campillos, al menos, parece que la meteorología ha dado una tregua, algo que está facilitando que la calma impere poco a poco, aunque todavía algunos siguen con la vista en el cielo.