El regidor critica las medidas decretadas por la Junta al considerar que existen demasiadas concesiones: “No nos dejan salir ni entrar al municipio, pero dentro del pueblo podemos seguir haciendo prácticamente lo mismo y todo ello cuando nos declaran zona de riesgo extremo».

El alcalde de Campillos, Francisco Guerrero, ha valorado las medidas preventivas impuestas por la Junta de Andalucía para frenar la propagación del coronavirus y considera la orden publicada en el BOJA en relación a las mismas una irresponsabilidad. «Hay demasiadas concesiones para la circulación y movilidad de las personas dentro de la localidad. Y lo hacen justo después de establecer en Campillos y en la comarca un nivel de riesgo extremo y tras haber estado recomendándonos en multitud de ocasiones que tomásemos medidas para tratar de frenar los contagios”.

En base a ello, Guerrero y su equipo de gobierno han tomado la decisión de revocar el decreto por el que se suspendían el mercadillo municipal y las licencias de terraza de los bares y restaurantes.

“La orden contempla la ocupación en terrazas al 75% del aforo, limitación que ya se aplicaba en Campillos antes de que entrásemos en nivel de riesgo extremo. También se permite la celebración de mercadillos al aire libre y, además, la apertura de los parques infantiles con una tasa de ocupación que, extrapolada al parque infantil de Campillos, posibilitaría la presencia de hasta 64 personas al mismo tiempo. Estas medidas y otras muchas que están recogidas en dicha orden dan pie a que se produzcan aglomeraciones de personas. No nos dejan salir ni entrar al municipio, pero deslegitiman las medidas duras que nos invitaban a tomar. Por ello, desde este momento nos limitamos a cumplir las restricciones impuestas por la Junta de Andalucía y por las autoridades sanitarias”, explicó.

El alcalde asegura que esta orden emitida por la Junta de Andalucía le provoca “un sentimiento de cansancio, hastío y, sobre todo, impotencia porque termina por invalidar las duras medidas que nos reclamaban hace sólo unos días. Nos confinan en el municipio, pero dentro del pueblo podemos seguir haciendo prácticamente lo mismo que antes de que limitaran nuestra movilidad. Y todo ello cuando nos declaran zona de riesgo extremo. Nos resulta incomprensible”.