Como sabemos, el 25 de Mayo se celebrarán las Elecciones al Parlamento Europeo; en estas elecciones vamos a elegir mediante sufragio libre, directo y secreto a los 751 Eurodiputados que nos van a representar durante los próximos cinco años.
David Lloyd George, político liberal inglés, padre del Estado del Bienestar de su país, decía que «las elecciones, a veces, son la venganza del ciudadano. La papeleta de voto, un puñal de papel».
Estas elecciones son más importantes que todas las celebradas con anterioridad ya que, por vez primera, el Consejo Europeo deberá tener en cuenta los resultados para, así, poder proponer al nuevo Presidente de la Comisión, pues la persona propuesta ha de recibir el respaldo mayoritario del Parlamento surgido de las elecciones. Ahora tenemos la gran oportunidad de llevar a la práctica lo que tan acertadamente dijo el político inglés.
Según el último estudio preelectoral sobre las Elecciones al Parlamento Europeo de 2014, realizado por el CIS, sólo el 43,3 % de los electores españoles manifiesta su intención de acudir a las urnas. Esta baja participación viene motivada, según las variables estadísticas, por el clima de desaprecio, hostilidad, desapego y falta de confianza en los políticos y, por ende, en la política. Estoy convencida de que la pasividad empobrece a las personas y a la comunidad y no acepta responsabilidades. Para hacer reaccionar a los demás, primero tenemos que reaccionar nosotros mismos. Por ello, es necesario no olvidar que debemos y necesitamos elegir a nuestros representantes europeos; ellos serán los que den la cara por nosotros en Europa y los que, directamente, influyan en la toma de decisiones.
Las Leyes Presupuestarias, las Políticas Sociales y el resto de medidas que se aprueben en el seno del Parlamento Europeo no van a recaer sólo y exclusivamente en los ciudadanos franceses, belgas, alemanes, italianos, etc., sino que también nos afectarán a todos nosotros, ciudadanos y ciudadanas de España. Hablamos, en términos económicos, de miles de millones de euros que pueden ir encaminados a un tipo de políticas que se establecerán en función de la ideología de las fuerzas que rijan los destinos de Europa en un futuro muy cercano. Estoy convencida de que las Fuerzas Progresistas Europeas, de las que formamos parte los Socialistas Españoles, darán un destino diametralmente distinto y opuesto al que le vienen dando las Fuerzas Conservadoras. Nuestras políticas estarán en función del ciudadano y no al revés como viene sucediendo últimamente.
Por motivos de estudios he permanecido largas temporadas fuera de España, principalmente en Europa (Bélgica, Irlanda, Italia, etc.) y he podido comprobar, con agrado y a la vez con cierta envidia, la motivación de la juventud de esos países a la hora de participar en los procesos electorales, de dar su opinión, de debatir, de decantarse por un determinado partido o idea, incluso a la hora de crear su propio partido político. En Islandia, por ejemplo, tuve la oportunidad de vivir las elecciones del año 2013 al Parlamento Islandés (Alþingi), con un 81,4% de participación y, también, de estudiar el funcionamiento de un partido islandés de reciente creación, el Björt Framtìð (o “Bright Future” en inglés). En el mismo me acogieron desde el primer contacto que tuve con ellos mediante un correo electrónico y, gracias a ello, viví las Elecciones Nacionales Islandesas desde primera fila, teniendo la oportunidad además de participar en la campaña electoral. La sede del partido estaba llena de gente joven y en ese espacio se respiraban ganas de trabajar, fuerza, entusiasmo y, sobre todo, normalidad. Normalidad a la hora de hablar de política, de trabajar por poder materializar las ideas en las leyes que luego se aplicarán en la acción de gobierno.
Mi estancia en Italia, por otro lado, también coincidió con las Elecciones Generales del año 2006. Durante la campaña pude ver la importancia que tenía para los ciudadanos italianos unas elecciones. Las Facultades estaban abiertas por la noche por protestas estudiantiles; en ellas se organizaban mesas redondas en las que los estudiantes y demás jóvenes participaban con propuestas de muy diversa índole, jóvenes muy motivados y con muchas ganas de saber qué pasa en su país y de decidir el futuro del mismo. Por estos motivos, y ante un descontento generalizado que había en la nación debido a los escándalos que afectaban al Presidente de aquella época, la participación llegó a ser del 83,62%. El día de las elecciones las calles estaban abarrotadas de gente. El escrutinio y los resultados se podían seguir en grandes pantallas, colocadas en las plazas públicas, en directo. El ambiente que se respiraba entre los ciudadanos era de tensión y nerviosismo, puesto que sabían que se estaban jugando el futuro del País, su propio futuro, en definitiva, su modo de vida.
La troika financiera, conocida por sus rescates financieros a algunos países de la UE a cambio de duras políticas que tienen que llevar los gobiernos de tales estados en los años sucesivos, está formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. Los dirigentes de estas tres organizaciones, hasta hoy día, no son elegidos en unas elecciones democráticas directamente, es decir, el pueblo no ha elegido a los miembros de las mismas, y sabemos de primera mano que estas instituciones nos gobiernan, debiendo seguir sus directrices. Por lo que la soberanía, aquí, no reside en el pueblo español, ni europeo, sino que reside en el capital y en las manos de unos pocos.
La democracia representativa, como bien indica su nombre, es un sistema mediante el cual el titular del poder político (el soberano, el pueblo) no lo ejerce por sí mismo, sino por medio de representantes. Y los dirigentes de la troika no han sido votados por el pueblo, y las decisiones que toman debemos acatarlas, por lo que nuestra soberanía está, en parte, en sus manos. Por ello, y debido a todos los demás argumentos, animo a la ciudadanía, por un lado, a participar en las presentes elecciones europeas y, por otro lado, a exigir que se le de más importancia a los organismos e instituciones elegidas democráticamente por el pueblo, único y legítimo soberano.
Decía Winston Churchill que «la alternancia fecunda el suelo de la democracia». Aprovechemos el momento y tengamos presente lo que el gran gobernante inglés dijo. Es la hora de la alternancia. Votemos en esa dirección.
Lara Ruiz Prados
Militante Socialista de la Agrupación Local de Antequera
Licenciada en Derecho y en Ciencias Políticas y de la Administración (UGR)
Máster en Derecho de los Negocios (UGR)
Máster en Migraciones Internacionales Contemporáneas (ICADE)
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