‘Ciudadanos de segunda’ artículo escrito por Manolo Bocio, .O.N.D.E

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Históricamente siempre la sociedad consideró al discapacitado como un ciudadano de segunda clase, generando sentimientos encontrados de rechazo y compasión, y por consiguiente posturas ambiguas.

La identificación de discapacitado con mendigo, siempre fue de amplia raigambre, llegando incluso a nuestros días, y afectando a todas las capas sociales.

El marketing, siempre al servicio de los mercados, trata de dulcificarlo todo, y por consiguiente jugar con nuestros sentimientos y sensibilidades, para vendernos este o aquel producto o servicio, distorsionando si es preciso la realidad, y ahondando en nuestros más profundos sentimientos.

Hace ya mucho tiempo que los profesionales de esta disciplina, descubrieron las sensaciones que los discapacitados producen ante la sociedad de consumo, por lo que ávidos por incrementar ventas, y prestos a no dejar títere con cabeza, y sin el menor atisbo de escrúpulos, se dispusieron a utilizarnos como cebos en sus campañas publicitarias.

Todos hemos podido ver como determinada y afamada firma de petrolera, ha utilizado en sus campañas televisivas, personas con síndrome de Down, prestando servicios en sus estaciones de servicio, transmitiéndonos el mensaje de que ellos crean empleo para nuestra gente. Craso error, cuando podemos comprobar la inexactitud de tal mensaje, pues no es habitual encontrarnos en ninguno de estos establecimientos a ningún discapacitado.

Muy por el contrario, esta imagen solo es utilizada con el vil propósito de vender más combustibles utilizando la sensibilidad social que concretamente y sobre todo los jóvenes afectados por esta discapacidad despiertan en la sociedad.

Si grave es lo descrito, más grave aún lo considero, cuando estas campañas son impulsadas por las propias organizaciones de discapacitados, intentando hacer creer que con la venta de sus productos integran al colectivo creando puestos de trabajo, cuando la realidad muy al contrario es la destrucción progresiva de empleo, poniendo sus productos bajo comisión a la venta en bares, estancos o gasolineras, por lo que sólo utilizan al discapacitado para despertar la sensibilidad social y engañarnos a todos con claros fines de enriquecimiento en organizaciones anecdóticamente SIN ÁNIMO DE LUCRO.

En el siglo XXI, ¿sigue siendo el discapacitado un ciudadano de segunda?, ¿para cuándo la integración laboral y social?, ¿hasta cuándo la manipulación y utilización de su imagen con fines comerciales?.

¿Es lícito que nuestros políticos, utilicen constantemente la palabra discapacidad en sus discursos y campañas, cuando crean leyes como la de la dependencia, y que funcionan como el rosario de la Aurora?.

Más del 80% de las personas en situaciones marginales, padecen alguna discapacidad.

En las listas de desempleados, el índice de discapacitados, se dispara estrepitosamente, y las Organizaciones que desde la labor callada y diaria luchan por erradicar esta lacra, solo encuentran trabas y barreras ante las administraciones, que se alinean siempre con las más poderosas económicamente, aunque sólo lo sean de cara a la galería.

¿Será algún día el discapacitado, un ciudadano igual, o seguirá siendo el utilizado de segunda?

Manolo Bocio

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