Hay referencias históricas de que en la Edad Media había grandes libertades en los templos. Por tanto, es muy probable que los Papas eligieran el 25 de Diciembre para conmemorar el nacimiento de Jesús con el fin de que los fieles cristianos se apartaran de las celebraciones paganas del solsticio de invierno.
La Navidad venía así a ocupar el lugar que todavía llenaban esas fiestas saturnales y otras propias del invierno en Roma. Reinando Constantino el Grande, la iglesia propuso que el 25 de diciembre se celebrara el nacimiento del Salvador por su coincidencia con la celebración romana del Sol Invictus.
En todo caso, en el año 345 d.c. el día 25 era fiesta de Navidad en Occidente. En Oriente, sin embargo, la celebran el 6 de enero, pero la influencia de San Juan Crisóstomo, padre de la Iglesia de Oriente y patriarca de de Alejandría, y de San Gregorio Nacianzeno, el teólogo, amigo de San Basilio, consiguió que adoptaran el 25 de diciembre.
La Iglesia en su misión de ir por el mundo llevando la Buena Nueva ha querido dedicar un tiempo a profundizar, contemplar y asimilar el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios; a este tiempo lo conocemos como Navidad.
En este tiempo los cristianos por medio del Adviento se preparan para recibir a Cristo, «luz del mundo» (Jn 8, 12) en sus almas, rectificando sus vidas y renovando el compromiso de seguirlo. Celebramos la redención del hombre gracias a la presencia y entrega de Dios; en la Navidad recordamos que Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros.
Y aquí aparece otro término importante como es la Epifanía, que significa «manifestación». Jesús se da a conocer. Aunque Jesús se dio a conocer en diferentes momentos a diferentes personas, la Iglesia celebra como epifanías tres eventos y es la Navidad la primera y la que más celebramos los cristianos.
¿Y por qué hago ésta breve referencia histórica y bíblica? Porque pienso que lo más importante de las tradiciones y costumbres no es sólo el aspecto exterior sino su significado interior. Se debe conocer por qué y para qué se llevan a cabo las tradiciones y costumbres para así poder vivirlas intensamente.
Existen muchas tradiciones y costumbres tanto del Adviento como de la Navidad, las cuales nos ayudan a vivir el espíritu navideño; sin embargo, debemos recordar que este espíritu se encuentra en la meditación del misterio que se celebra.
Por ello, disfrutemos de estas fiestas, pero no perdamos el sentido de lo que celebramos, ya que ha nacido el “Salvador”. Intentemos llevar a la vida real sus enseñanzas, para hacer un mundo mejor, donde todos los días estén impregnados de la ilusión que entraña en las personas la Navidad. Ya que es en estas fechas, donde sabemos que los sueños se pueden hacerse realidad
Os dejo con la letra de un popular villancico y desearos unas ¡Felices fiestas!:
El camino que lleva a Belén
baja hasta el valle que la nieve cubrió.
Los pastorcillos quieren ver a su Rey,
le traen regalos en su humilde zurrón
al Redentor, al Redentor.
Yo quisiera poner a tu pies
algún presente que te agrade Señor,
mas Tú ya sabes que soy pobre también,
y no poseo más que un viejo tambor.
(rom pom pom pom, rom pom pom pom)
¡En tu honor frente al portal tocaré
con mi tambor !
El camino que lleva a Belén
voy marcando con mi viejo tambor,
nada hay mejor que yo pueda ofrecer,
su ronco acento es un canto de amor
al Redentor, al Redentor.
Cuando Dios me vió tocando ante El me sonrió.
Antonio García Mendoza
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