Del fervor al recogimiento: Viernes de Paz, Socorro y Soledad en Antequera

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A diferencia del año pasado, Antequera vivió un multitudinario Viernes Santo con el paso de tres de sus cofradías. La Paz y el Socorro atrajeron a miles de vecinos y visitantes para correr sus vegas y la Soledad puso el broche de oro al día con un cortejo fúnebre que terminó en su querido barrio del Carmen

La Paz, el Socorro y la Soledad saldan sus cuentas pendientes con Antequera. Al contrario que el año pasado, en el que vivieron una Semana Santa de recogimiento en sus templos a causa de la lluvia, este Viernes Santo han podido llenar de belleza, pasión y fervor las calles de su ciudad.

Bajo un sol deslumbrante, un cielo despejado y un poco de frío invernal impropio de esta estación, las cofradías de Abajo y Arriba desarrollaron sus desfiles procesionales sin incidencias, protagonizando dos de los momentos más multitudinarios y de mayor apogeo de la Semana Mayor antequerana: las vegas, una tradición declarada Fiesta de Singularidad Turística Provincial que quedó inaugurada en el día de ayer por el Consuelo y los Dolores.

Por la noche y antes de concluir sus desfiles procesionales, los hermanacos de la Cofradía de la Paz portaron los cuatro tronos sobre los hombros y emprendieron corriendo la marcha encabezada por cientos de personas por la cuesta del mismo nombre antes de encerrarse en su sede. Igualmente, la Cofradía del Socorro protagonizó la subida más gloriosa con sus Sagrados Titulares, encarando tres cuestas consecutivas: Zapateros, Viento y Caldereros.

Asimismo, ambas cofradía compartieron uno de los momentos más mágicos de la noche, un encuentro entre la Virgen de la Paz y la del Socorro frente a frente.

Durante su estación de penitencia, la Cofradía de la Paz mostró una gran variedad de estrenos, entre los que destacaron dos ángeles para la Coronación del Niño Perdido, obra de Francisco Naranjo Beltrán; cuatro cartelas de plata para el Dulce Nombre, realizadas por Ramón León Losquiño; dos cartelas y cuatro faroles de Orfebrería Triana; la nueva cruz de ebanistería para el Cristo de la Buena Muerte realizada por Enrique González; y la restauración y reproducción de los candelabros de la Virgen de la Paz, a cargo de Orfebrería Angulo.

El Niño Perdido de Jesús, Dulce Nombre de Jesús Nazareno, Cristo de la Buena Muerte, Virgen de la Paz Coronada realizaron su habitual itinerario al ritmo de las las marchas interpretadas por la Agrupación Musical Nuestra Señora de Gracia de Archidona y Banda Municipal Amantes de la Música de Campillos.

Por su parte, el Grupo de Regulares número 52 de Melilla volvió a acompañar un año más al Socorro, liderando el cortejo con sus increíbles maniobras y tácticas. Asimismo, la Banda de Cornetas y Tambores Dolores Coronada de Álora puso el toque musical al paso de Jesús Nazareno y la Banda de Música Villa de Otura a la Virgen del Socorro. Este año, la cofradía ha estrenado la restauración y ampliación del trono del Cristo, así como la recuperación de la corona de la Virgen de Diego Ruiz González, datada en 1781.

La Virgen de la Soledad y el Santo Entierro hicieron suya la noche del Viernes Santo con un cortejo fúnebre caracterizado por  los cantos gregorianos del grupo vocal Lux Aeterna y la capilla musical Ars Sacra. La procesión discurrió por Cuesta de los Rojas, Descalzas, Calzada, Diego Ponce, Cantareros, Infante Don Fernando, San Agustín, San Sebastián y Cuesta Zapateros, terminando de madrugada en su querido barrio del Carmen.

 

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