La Asociación Casas de Asís continúa mejorando la calidad de vida de las personas promoviendo su integración y dignidad con la puesta en marcha de este nuevo servicio que ofrece productos de primera necesidad a precios reducidos
La solidaridad no tiene límites en Antequera. No solo es una palabra bonita, sino un compromiso diario que se vive y se siente. Buena prueba de ello es el nuevo economato social puesto en marcha por la Asociación Casas de Asís.
Este nuevo servicio “es fruto de un sueño que llevábamos gestando desde hace tiempo y nace del progreso de nuestro conocimiento de las personas que nos necesitan y a las que venimos atendiendo a diario desde 2018”, explica Ángel Guerrero, presidente de la asociación, que, aunque nació como comedor social, a lo largo de los años ha llevado su acción solidaria mucho más allá. “Hablamos de formación, de inserción laboral, de talleres y programas de acompañamiento que permitan a cada familia reconstruir su futuro con nuevas oportunidades”. A ello se le suma el reparto de alimentos -también a domicilio- escuela de verano y campañas solidarias como la de Navidad o Reyes Magos
Porque ante todo, la asociación siempre ha luchado por impulsar proyectos que no se limiten a aliviar la necesidad inmediata, sino que devuelvan autonomía y esperanza a las personas y mejoren su calidad de vida. “El Economato Social Ecoraiga no es solo un lugar donde se accede a productos básicos a precios reducidos. Es una herramienta para aliviar necesidades materiales y, al mismo tiempo, sembrar esperanza. Queremos que cada persona que cruce nuestra puerta se sienta valorada, acompañada y con la dignidad de poder elegir lo que lleva a casa. En definitiva, es la prueba de que, en nuestra ciudad, nadie está solo”.
El camino para su puesta en marcha no ha sido fácil y ha estado lleno de desafíos, desde conseguir la financiación necesaria para mantener las estanterías llenas, hasta reorganizar sus instalaciones, preparar los medios informáticos para controlar las compras y las ventas, y coordinar a todo el equipo de voluntarios, que “gestiona cada pedido y reparto con mimo y dedicación”. A pesar de todo “la ilusión de saber que estamos construyendo algo grande para nuestra gente es lo que nos da fuerzas para seguir adelante”, asegura.
La experiencia de otras localidades como Málaga, Huelva o Archidona han servido como inspiración, referencia y aprendizaje. “Desde el primer momento tuvimos claro que no queríamos que hubiese diferencias en la atención entre una persona que vive aquí, en Antequera, y otra que vive en Archidona o en la propia capital malagueña. Ese es el objetivo hacia el que caminamos. Ofrecer el mismo nivel de atención y dignidad”.
El servicio está pensado para quienes realmente lo necesitan. Se tiene en cuenta la situación económica real, los ingresos, los gastos y el número de miembros de la familia. Por el momento tienen acceso al mismo “personas y familias derivadas a través de nuestro propio equipo técnico, que estudia y valora cada caso con cuidado y discreción”, detalla Guerrero.
Asimismo, están trabajando para que esta herramienta pueda ser utilizada también por todas las entidades sociales de la ciudad y por los propios servicios sociales del Ayuntamiento. “Sabemos que muchas de estas entidades realizan aportaciones económicas directas a sus usuarios para la adquisición de alimentos o bienes de primera necesidad, tanto de higiene como de limpieza. Si esas ayudas se canalizan a través de nuestro economato, el valor real de esas aportaciones se multiplica y pueden transformarse fácilmente en el doble en productos, gracias al sistema de precios reducidos que gestionamos”, argumenta.
Por otro lado, a partir de septiembre van a lanzar nuevas campañas para que el resto del comercio local pueda sumarse y al mismo tiempo beneficiarse de las posibles ventas que les puedan realizar. “Será realmente emocionante ver cómo más comercios, asociaciones y personas anónimas se unen a esta red solidaria y nos ayudan a multiplicar el impacto de lo que hacemos”.
A día de hoy, más de 66 familias pasan regularmente por el economato. Esto son, unos 224 usuarios, entre ellos niños, mayores y personas en situación de gran vulnerabilidad que están encontrando aquí un alivio tangible, pues con los precios actuales no pueden cubrir ni de lejos todas las necesidades de su hogar. “Cada vez que alguien viene a comprar, no solo se lleva alimentos; se lleva también un gesto de cariño, una conversación, una escucha. Muchas personas nos lo expresan emocionadas. Nos cuentan cómo han podido cambiar esa dieta obligada de pan con atún que llevaban meses repitiendo. Cómo por fin han podido llevar pescado a casa después de años o cómo ahora sus hijos pueden disfrutar de variedad y calidad en su alimentación”, cuenta.
Los beneficiarios pueden adquirir en el economato alimentos esenciales, productos básicos para bebés y artículos de limpieza e higiene personal. Además, ofrecen posibilidad de adaptación. “Si alguna familia no encuentra un producto que consuma habitualmente, alimentos especiales sin azúcar, sin lactosa, sin gluten, etc. o complementos propios de su país de origen que nosotros no hubiéramos pensado en adquirir, pueden pedírnoslo con toda confianza. Nos comprometemos a buscarlos y proporcionarlos en su siguiente asistencia, porque creemos que la ayuda debe respetar las costumbres, la salud y la dignidad de cada persona”.
Principalmente se abastecen gracias a acuerdos con distribuidores y profesionales de la zona “que confían en nuestro proyecto y nos facilitan condiciones especiales”. Además, cuentan con ayuda pública y los fondos propios de la asociación, aunque este año han sufrido una disminución “significativa” en el número de actividades con las que generaban ingresos. “Aun así, no estamos solos. Las aportaciones de nuestros socios y donantes hacen posible que las estanterías nunca estén vacías, y su compromiso es lo que nos permite seguir adelante cada día”
En principio, el economato abre todos los miércoles en horario de mañana, de nueve a doce, y siempre con cita previa. Cada familia dispone de un importe máximo mensual de compra en función del número de miembros de su unidad familiar, y acude una vez al mes.
El comedor social sigue abierto cada día, ofreciendo menús completos y equilibrados a personas que, por edad, salud o circunstancias, no pueden valerse por sí mismas. También mantienen el reparto a domicilio para quienes no pueden desplazarse. “El economato no ha venido a sustituir nada de esto, sino a ampliar la ayuda y complementarla. De hecho, lo que hemos conseguido es algo muy valioso: reducir y redistribuir nuestros servicios de una forma más ajustada a la realidad de cada familia. El estudio individual de cada caso nos ha proporcionado información que nos permite reconducir mejor la ayuda”.
La asociación aspira a que algún día “muchas de las familias que hoy nos necesitan puedan volver, pero no como beneficiarias, sino como voluntarias, dispuestas a tender la mano a otros, tal y como un día se les tendió a ellas”.
Sobre Casas de Asís
La Asociación Casas de Asís lleva más de siete años trabajando en Antequera con un firme compromiso: acompañar a quienes más lo necesitan, guiándose por los valores de dignidad, respeto y oportunidades.
En el ámbito local, colabora con los Ayuntamientos de Antequera, Archidona, Villanueva del Trabuco (donde ya ha recibido apoyo) y Villanueva del Rosario (pendiente de resolución). A nivel comarcal, trabaja para ampliar su presencia en municipios de la zona norte de Málaga, en coordinación con la Diputación Provincial.
En el plano autonómico, y en colaboración con la Federación RAIGA, ha presentado proyectos enfocados en el mantenimiento del comedor, programas de inserción laboral, acompañamiento a mayores, apoyo a personas sin hogar y mujeres en situación de exclusión, así como un programa de voluntariado.
También ha solicitado ayudas a la Junta de Andalucía para colectivos específicos (migrantes, personas de cultura gitana, mayores), además del sostenimiento de sus servicios básicos. Adicionalmente, ha solicitado ser sede del programa Andalucía Orienta y ha presentado una propuesta de formación para menores a través de la Fundación ‘la Caixa’. Cada paso que da responde a un propósito claro: construir una red de apoyo sólida, cercana y transformadora para quienes más lo necesitan.