Articulo escrito por: María José Navarro.
Una pregunta que preocupa, y que en la actualidad
desconcierta más que nunca, tanto en el ámbito de la política como en el de la
sociedad, es: ¿Qué nos deparará el futuro? También en el ámbito de lo personal
esta cuestión “preocupante” ocupa un lugar poco desdeñable. Evidentemente para
dar una respuesta acertada deberíamos enfocarla desde diferentes aspectos, sin
embargo en este artículo queremos centrarnos en aquel que, a priori, parece que
menos relación guarda, un aspecto con el que trataremos de descubrir en qué
medida el futuro de los seres humanos y el de los animales va ligado.
desconcierta más que nunca, tanto en el ámbito de la política como en el de la
sociedad, es: ¿Qué nos deparará el futuro? También en el ámbito de lo personal
esta cuestión “preocupante” ocupa un lugar poco desdeñable. Evidentemente para
dar una respuesta acertada deberíamos enfocarla desde diferentes aspectos, sin
embargo en este artículo queremos centrarnos en aquel que, a priori, parece que
menos relación guarda, un aspecto con el que trataremos de descubrir en qué
medida el futuro de los seres humanos y el de los animales va ligado.
Ya en el Antiguo Testamento cualquier lector ávido
encontrará cientos de citas en relación a los animales que, de haberse llevado
a la práctica, podrían habernos conducido a un mundo totalmente diferente, y
que en la actualidad a los ciudadanos del occidente cristiano deberían hacernos
cuanto menos reflexionar. Un ejemplo lo tenemos en los textos de Jeremías: “Pues
Yo no hablé a vuestros padres ni les di orden alguna el día que los saqué de
Egipto sobre holocaustos ni otros sacrificios“. (Jeremías 7, 22). “Si tuviera
hambre no te lo diría, pues mío es el Orbe de la Tierra y todo lo que hay en
ella. ¿Piensas que quiero comer carne de toro o beber sangre de chivos?“ (Salmo
50, 13 –14). “No te juntes con los borrachos de vino, ni con quienes se
deleitan en el consumo de la carne“. Proverbios 23,20. Estimado lector,
estas frases no son un caso aislado, la mayoría de los verdaderos profetas de
Dios hablaron de forma parecida a esta. Por lo tanto si queremos un futuro
halagüeño, no dejemos de tener en cuenta la siguiente frase: “Si a los
animales les va bien, también le irá bien al ser humano”.
encontrará cientos de citas en relación a los animales que, de haberse llevado
a la práctica, podrían habernos conducido a un mundo totalmente diferente, y
que en la actualidad a los ciudadanos del occidente cristiano deberían hacernos
cuanto menos reflexionar. Un ejemplo lo tenemos en los textos de Jeremías: “Pues
Yo no hablé a vuestros padres ni les di orden alguna el día que los saqué de
Egipto sobre holocaustos ni otros sacrificios“. (Jeremías 7, 22). “Si tuviera
hambre no te lo diría, pues mío es el Orbe de la Tierra y todo lo que hay en
ella. ¿Piensas que quiero comer carne de toro o beber sangre de chivos?“ (Salmo
50, 13 –14). “No te juntes con los borrachos de vino, ni con quienes se
deleitan en el consumo de la carne“. Proverbios 23,20. Estimado lector,
estas frases no son un caso aislado, la mayoría de los verdaderos profetas de
Dios hablaron de forma parecida a esta. Por lo tanto si queremos un futuro
halagüeño, no dejemos de tener en cuenta la siguiente frase: “Si a los
animales les va bien, también le irá bien al ser humano”.
En la lucha a favor de los derechos de los animales, la
prioridad es empezar a considerar a los animales como parte integrante de lo
que podríamos denominar “creación divina”, es decir seres vivos con tanto
derecho a la vida como lo tiene el ser humano. El respeto global hacia los animales
se conseguirá cuando los derechos de los animales encuentren reconocimiento, y
se materialicen en la Constitución y en el ordenamiento jurídico de cada país,
evidentemente también como un derecho internacional inalienable.
prioridad es empezar a considerar a los animales como parte integrante de lo
que podríamos denominar “creación divina”, es decir seres vivos con tanto
derecho a la vida como lo tiene el ser humano. El respeto global hacia los animales
se conseguirá cuando los derechos de los animales encuentren reconocimiento, y
se materialicen en la Constitución y en el ordenamiento jurídico de cada país,
evidentemente también como un derecho internacional inalienable.
El reconocimiento que actualmente algunos países otorgan a
los animales es más un objetivo a conseguir que una realidad, formulaciones
abstractas de las que no se derivan derechos concretos. Actualmente en muchos
países la ley de protección animal dice más o menos lo siguiente: “La finalidad
de la ley de protección animal es la de proteger la vida y el bienestar de los
animales, en base a la responsabilidad del ser humano por el animal como
criatura co-existente. Sin un motivo razonable nadie puede causar a un animal
sufrimiento, dolor o daño”. Proteger el bienestar de los animales suena
bien pero, como se dijo antes, no deja de ser un anhelo apenas alcanzado.
los animales es más un objetivo a conseguir que una realidad, formulaciones
abstractas de las que no se derivan derechos concretos. Actualmente en muchos
países la ley de protección animal dice más o menos lo siguiente: “La finalidad
de la ley de protección animal es la de proteger la vida y el bienestar de los
animales, en base a la responsabilidad del ser humano por el animal como
criatura co-existente. Sin un motivo razonable nadie puede causar a un animal
sufrimiento, dolor o daño”. Proteger el bienestar de los animales suena
bien pero, como se dijo antes, no deja de ser un anhelo apenas alcanzado.
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