Hola, gratos saludos tengáis. Con gran alegría, pues lleno de paz me hallo, vine presto en esta fresca mañana en cuyo amanecer, la luz tiende su mano para que nos sintamos como ella, más con mente despejada.
Deciros que mi deseo fuese aquel en que las personas de bien, levanten la mirada del que está caído o cansado y prestándole los oídos, no oyéndole sino escuchándole, hagan de él que se sientan como el aire puro que les da su vida, su corazón y su alma.
Mas si hallare quien su mano prestare, haciéndole caminar por el sosiego de la vida, haría que se levantaran los pilares básicos del entendimiento de las personas, en un mundo en que no merece la pena, el intentar derrotar al prójimo, sino que todos los esfuerzos realizados vayan dirigidos a la unión de los seres. Alguien se vio en la necesidad de tener quien le escuche sin tener que ocultarse solo dentro de sí, dentro la soledad. Pues, sí, todos y cada uno de nosotros necesitamos alguien cerca.
Que la soledad es mala consejera del que quiere llenarse de luz, de paz y de grandes amigos. Por eso sintiéndome el hombre más feliz, al saber que existen amigos de verdad, deciros que sois vosotros. Más uniendo mis manos con las vuestras, os doy las gracias porque sé que sois personas de verdad.