Juan Segundo Díaz recrea al Lazarillo de Tormes y pregona en verso el carnaval de Antequera

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La literaria broma del tío ciego del Lazarillo de Tormes, animándole a que acercara la cabeza a una piedra para oír el sonido del mar golpeándole con ella, fue sólo el primero de los guiños humorísticos del pregón del profesor y escritor antequerano Juan Segundo Díaz, que se caracterizó como el personaje ciego en su tipo sobre el escenario. Quejándose de la mala suerte de que su pregón haya sido el primero en organizarse a las cinco de la tarde -la misma mala suerte que le acompaña en casos como por ejemplo el hecho de haber tenido dos suegras por haberse casado dos veces- comenzó Díaz un relato en verso con métrica de romance sobre la historia del carnaval sólo roto por los chistes constantes que arrancaron las risas de los asistentes y que llenaron el aforo del teatro Torcal. Cada fragmento estuvo ilustrado por dibujos realizados por su hermano. «Nadie me deja fiado desde que se conoció, porque nadie quiere darle tres cuartos al pregonero», espetó. Bromeó sobre su animadversión hacia los dispositivos móviles que tan difícil se lo puso al Consistorio para poder comunicarle la decisión de que iba a ser el pregonero de este año.

Como hace cada semana, en sus publicaciones de artículos de opinión, a continuación abordó sin abandonar el verso asuntos de actualidad como la proliferación de obras públicas, la lentitud en su terminación o su afección al tráfico, el incremento de los impuestos de Hacienda, la ola de frío o el ‘proceso’ catalán «Mi novia que es catalana y es de Sardanyola no quiere besos con lengua porque es lengua española, yo  trato de convencerla y a ella no le da la gana, yo trato de convencerla diciéndole que es castellana».

De lo nacional pasó a lo local, con temas como las obras del centro o la declaración de los sitios antequeranos como Patrimonio Mundial, «allí empezaron la obra y se hizo la cueva de Menga y tardaron mucho menos que toda la calle Merecillas entera; y es que entonces no existía ni las losas ni bordillos, ni tampoco mucho menos la hora del bocadillo».

En la última parte, las proyecciones de los dibujos dieron paso a la música con la actuación de una inusitada chirigota integrada por miembros de hasta dos generaciones de aficionados al carnaval de Antequera. Tras tardar un poco más de lo normal en ocupar sus ubicaciones dado que todos los integrantes encarnaron al ciego del Lazarillo de Tormes, cantaron el resto del pregón apelando al pasado de letrista de Díaz.

«Así de malamente con coplas carnavaleras termina este pregón del carnaval de Antequera», concluyó.

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