El año pasado se registraron alrededor de 900.000 kilos de uva, una cifra que contrasta con la estimación actual que se sitúa en apenas unos 600.000 kilos para este año
La comarca de Antequera se enfrenta este año a una vendimia complicada marcada por los desafíos climáticos y productivos. La cosecha de uva se ha visto obstaculizada por una sequía prolongada y las altas temperaturas que han afectado a la producción, el desarrollo del fruto y los niveles de azúcar en las uvas.
Esta situación ha provocado que se adelanten las fechas de la vendimia, iniciando la campaña el pasado 23 de julio, una semana antes que el año anterior.
Las temperaturas extremadamente altas, alcanzando los 42 o 43 grados en algunos puntos de la zona, han interrumpido el desarrollo del fruto, provocando su sequedad y agotamiento prematuro.
«El fruto ha llegado a término, pero una vez que se alcanzan estas temperaturas tan excesivamente altas, ya la uva deja de desarrollarse y lo que produce es que se seque, que se agoste, y eso conlleva que ya no hay mayor producción de azúcares y, por lo tanto, no hay mayor producción de grado alcohólico». Aunque intentaron retrasar la cosecha para alcanzar niveles óptimos de azúcar, la pacificación de las uvas en la vid les hizo replantear su estrategia.
Este entramado de factores ha generado un descenso de la producción en torno al 20 o el 30 por ciento. Comparando cifras, el año anterior se registraron alrededor de 900.000 kilos de uva, una cifra que contrasta con la estimación actual de unos 600.000 kilos para este año.
Este marcado descenso en la producción ha propiciado un impacto socioeconómico evidente. «El impacto es la poca uva que está entrando y los bajos rendimientos, lo que provoca que haya menos mano de obra, que es el nuevo problema que nos encontramos. Esta cooperativa que se dedica a la aceituna y a la uva y que daba seis meses de trabajo continuo a la gente del campo, pues ahora son más discontinuos y más problemáticos», lamenta.
Pese a la difícil situación que atraviesa el sector, el gerente de la cooperativa Virgen de la Oliva de Mollina reafirma la apuesta por la uva, por el olivar y por el aceite de oliva con estos precios, «que cada vez van más al alza».
«Desde la cooperativa animamos a nuestros agricultores a que prosigan con esos trabajos tan buenos que vienen realizando durante todo el año e intentaremos defender el producto como mejor podamos, con lo que ello supone e intentando durante un año tan difícil mantener el equilibrio entre relación de gastos e ingresos».