Plantaciones como la cebolla o el espárrago presentan un calibre y un peso menor que otros años debido a la falta de agua
La falta de precipitaciones y las altas temperaturas más propias del verano que de los meses de invierno y primavera han afectado una vez más al rendimiento del campo malagueño. Un ejemplo de ello es la vega antequerana, donde la sequía y el estrés térmico han terminado repercutiendo en el engorde de los espárragos y las cebollas, que presentan un calibre inferior al habitual en buena parte de la cosecha.
En el caso de los bulbos, normalmente presentan un peso de entre 250 gramos y 500 gramos, pero este año muchos no llegan si quiera a los 250 gramos. «La mayoría de cebollas estarán en torno a los 150 gramos o 200 gramos a excepción de alguna partida que ha sufrido menos el calor y que presenta algo más de calibre», detalla Juan Antonio Romero, gerente de Horticultores El Torcal, cooperativa agroalimentaria referente en la comarca. Aunque la campaña del espárrago ha terminado mejor de lo que se esperaba, con una producción cercana al millón de kilos, todavía es pronto para hablar de cifras respecto a la cebolla, cuya recolección se encuentra para terminar.
Las lluvias de finales de mayo han obstaculizado varios días la cosecha, pero los agricultores agradecen al fin la llegada de las precipitaciones y la bajada del mercurio, lo que está dando un respiro a la escasez de agua que han venido padeciendo los cultivos. «Está lloviendo muy poco, conforme se disipen las nubes y salga el sol, en un día estará todo igual, pero este ambiente nublado y húmedo alivia un poco el estrés de las plantas», explica Romero.
Lo que sí es cierto es que ha habido agricultores que no han podido terminar si quiera el ciclo del cultivo ante el déficit hídrico. «Llevamos un año en el que hemos padecido una larga sequía. Se trata de un grave problema que nos preocupa a todos los que nos dedicamos a esto. Ahora estamos con las esperanzas puestas en el próximo otoño, para que cuando llegue, nos llueva», manifiesta.
Actualmente, los agricultores se encuentran recolectando distintas variedades de cebolla temprana, como el modelo Shinto, que se caracteriza por su sabor suave y dulce. En el último año han cambiado el tipo de cebolla, siendo ahora de un formato redondo y de un aspecto consistente y vigoroso, lo que favorece una mayor conservación en los lineales. En cuanto los precios, por el momento se encuentran dentro de unos «márgenes razonables» entre 54 y 60 céntimos el kilo., La campaña finalizará en los próximos días, momento en el que arranca la cosecha de la patata.