«No hay dos sin tres». Es la coletilla que más comentan hoy los vecinos a Melchor Ruiz, el vendedor de la ONCE de Humilladero que en dos semanas ha repartido dos grandes premios que han dejado, en este pueblo malagueño de unos 3.000 habitantes, más de 3,5 millones de euros. Un regalo de Navidad anticipado como asegura el propio vendedor que hasta que tuvo los cupones en las manos y lo comprobó varias veces no podía creerse que después de 19 años sin dar ni un premio, «hayan venido a lo grande y tan seguidos». 

Hoy en el pueblo no se habla de otra cosa. En esta segunda ocasión, el premio, de más de dos millones de euros, se ha quedado en la localidad y en gran parte repartido entre un grupo de amigos del vendedor. «Cuando me lo contaron pensé que era una broma estábamos de ruta de senderismo por Villanueva del Rosario y tuve un percance y dijeron que era una señal para atraer la suerte, así que al llegar al pueblo compraron los seis cupones que quedaban en el bar», asegura Melchor.

Horas después el teléfono de Melchor no paraba de sonar y entonces comenzó a pensar que era verdad, a pesar de que hacía sólo dos semanas de que este mismo trabajador repartió un millón y medio de euros.

El mismo sorteo de la ONCE, el de Fin de Semana, en la misma localidad, Humilladero, y con el mismo vendedor, Melchor Ruiz. «Nunca ha ocurrido algo así y más en el mismo día en el que cumplía 19 años vendiendo cupones en mi pueblo, es increíble, cada vez que voy de ruta de senderismo me espera una buena noticia», bromea.

En concreto en Humilladero se han vendido 26 cupones, 25 de ellos premiados con 20.000 euros cada uno y otro con la serie agraciada con los 300.000 euros al contado y el ‘sueldazo’ de los 5.000 euros al mes durante 20 años. 

En esta ocasión el premio ha sido de dos millones de euros, en su práctica totalidad en Humilladero aunque reconoce que alguno de sus clientes se han llevado el premio a los municipios cercanos de Mollina y a Antequera. «Sé que a muchos de ellos les hacía mucha falta porque no tenían trabajo, es un pueblo que vive de la agricultura y la construcción», dice.

El cansancio del camino no impidió la fiesta hasta altas horas de la noche en el bar donde se habían comprado los últimos cupones, ‘El puentecillo’ . «Me decían que tendría que esperar otros 19 años para dar otro premio grande y mira, he tardado dos semanas», asegura.

Hoy las felicitaciones no cesaban y Melchor tuvo hasta que dejar a un lado el teléfono para poder continuar la jornada laboral, por supuesto, en el pueblo hoy se ha vendido más que nunca, saben que Melchor está de suerte. «La verdad es que éste no tenía pensado que lo iba a dar pero ya puestos ahora vamos a ver si también reparto el Extra del 1 de enero», indica esperanzado el vendedor.


 

 

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