«No hay que extender el miedo, pero la retirada de la uralita es imprescindible»

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La asociación ambiental Linaria ha puesto en marcha una campaña de concienciación sobre la necesidad de retirar la uralita -nombre comercial de una de las empresas que se dedicaban a fabricar amianto- de todos los edificios públicos de Antequera. 

“No hay que extender el miedo entre las familias antequeranas, pero la retirada de la uralita es imprescindible y es una responsabilidad de las Administraciones Públicas», ha asegurado este jueves en un comunicado el presidente de la entidad, Francisco Sánchez Molina, para quien tanto Ayuntamiento, la Junta de Andalucía y el Gobierno de España se tienen que poner de acuerdo para detectar, catalogar y retirar de forma segura este material, con especial atención a los centros educativos. 
Como recuerda, el uso se hizo tan habitual en la construcción que está presente en la mayoría de los edificios de una cierta antigüedad, techumbres, tuberías, depósitos de agua y otras estructuras. De hecho, no fue hasta el año 2002 cuando se prohibió en España por sus posibles efectos perjudiciales en las personas a largo plazo. 
En este sentido, Sánchez Molina ha destacado que el sellado o retirada de este material debe hacerse de manera controlada y por una empresa especializada y autorizada para tal efecto. «Mientras antes se haga más se reducirán los riesgos de contaminación, que ya queda dicho que se produce sólo si se liberan las fibras interiores, por lo que una primera acción preventiva de sellado del material está recomendada», ha insistido en la nota.

El presidente de Linara estuvo presente en la reunión que tuvo lugar ayer en la sede del sindicato CGT, en la que el experto en este tema Francisco Puche, presidiente de la asociación Málaga Amianto Cero, expuso la historia de este material, cómo se extendió su uso y los riesgos para la salud.

«El objetivo no es provocar la alarma entre la población antequerana, sino informar sobre los riesgos que implica el uso prolongado y la manipulación de la uralita. La liberación de las fibras interiores, en caso de rotura, perforación o desgaste, son muy perjudiciales. Su ingesta o aspiración, en cualquier cantidad por mínima que sea, pueden provocar enfermedades mortales como la asbestosis, el mesotelioma (cáncer pleural exclusivo del amianto) y el cáncer de pulmón. Las circunstancias que rodean a la uralita se agravan si se tiene en cuenta que el período entre la absorción de las fibras y la manifestación de estas dolencias es de entre treinta y cuarenta años«, ha destacado en el comunicado.

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