Soy un acérrimo seguidor de la serie ‘Cuéntame’, que ahora están reponiendo en la televisión pública. En más de una ocasión ha logrado que mis ojos viertan lágrimas de emoción. A pesar de que nunca he corrido delante de los grises como Tony sí he recibido collejas del profesor como Carlos, protagonista y narrador de la serie. Hace unos capítulos a Antonio Alcántara, el fascista de su jefe, lo mete una vez más, en un lío de pelotazo inmobiliario con soborno de concejal incluido y fuga, con maletín lleno de millones, a Brasil. 
Ahora, la crisis del 71, obliga a Mercedes -mujer emprendedora y moderna para la época, y que capítulo a capítulo hará evolucionar al conservador de su marido hasta hacerle simpatizante de la UCD- a despedir a algunas empleadas de su recién creada boutique. Clientes que no pagan, pedidos anulados… Ahora, Antonio invierte 10.000 pesetas en Sofico. ¿Recordáis? Uno de los primeros escándalos financieros que desde entonces se han venido sucediendo en este país. Argumentos que parecen inspirados en periódicos recientes. ¿Qué ha pasado en estos cuarenta años? ¿No aprendemos? Seguimos igual. ¿Igual? Yo cuando tenía la edad de mis hijos, con mi modesto sueldo podía pagar el alquiler de una vivienda más que digna y me pude comprar un seiscientos de enésima mano. 

Ellos, para mi orgullo, haciendo lo que yo no me atreví a hacer cuando tenía sus edades, viven en una corrala de ocupas ilusionados porque una conocida multinacional de hamburguesas les haya aceptado para trabajar gratis, en prácticas, durante un mes, antes de decidir hacerles un contrato basura. Y eso es legal. Esto parece el baile de ‘La Yenca’ ¿Recordáis el famoso tema popularizado en aquellas fechas por el Dúo Dinámico? Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, un dos tres. Aunque para los más jóvenes quizás sea mejor ejemplo ‘María’, de Ricky Martin. Un, dos, tres. Un pasito palante, María. Un, dos, tres. Un pasito patrás.

Recuerdo que en aquellos tiempos comenzábamos las clases rezando, parece ser que ahora, en pleno siglo XXI, en los colegios públicos va a volver a ser así.
Juan Luis Reina