OPINION: «El consumo de carne nos hace inmune a los antibióticos», por Teresa Antequera Cerverón

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Articulo remitido por Teresa Antequera Cerverón (73891412-W)
Del programa: “Cuando los medicamentos”
www.radio-santec.com


Muchas personas preocupadas por conservar su salud o por cómo prevenir enfermedades suelen preguntar cómo funciona concretamente eso de que el organismo humano se vuelve resistente a los antibióticos debido al consumo de carne. Pues bien, de forma sencilla diremos que las bacterias son seres vivos muy inteligentes y adaptables, y como todos los seres vivos, quieren sobrevivir. Para ello han desarrollado diferentes estrategias, por ejemplo algunas transforman su membrana de forma que los antibióticos no la traspasan, otras activan un sistema de bombeo que expulsa el antibiótico de la célula, otro tipo producen enzimas que son traspasadas a la sangre con lo que pueden «desactivar» los antibióticos. Una cuarta posibilidad es la de la transferencia genética horizontal, es decir que las bacterias pueden intercambiar entre sí genes resistentes. De hecho se sabe que en la naturaleza hay muchos genes que pueden oponer resistencia a algo.

Hoy día en los establos de animales se desarrollan bacterias resistentes a los antibióticos que luego llegan hasta el ser humano, con el consiguiente perjuicio para nuestra salud en caso de tener alguna infección que necesite la administración de los mismos por un médico, pero ¿cómo pasan estas bacterias de los establos al ser humano? Casi siempre a través de la alimentación, sobre todo de la carne. La epidemióloga Ángela Spelzberg del centro tumoral de Aquisgrán ha redactado un informe titulado «Consecuencias de la aplicación masiva de antibióticos en la medicina humana y veterinaria», en el que dice: «Con el consumo de carne cruda pueden llegar gérmenes resistentes al aparato digestivo, y pueden transmitir sus características resistentes a otras cepas bacterianas del intestino, y de allí a bacterias patógenas».

Pero existe otro medio de transmisión de bacterias resistentes a antibióticos, desde el establo al medio ambiente y de allí al ser humano, y todo esto sucede a través del abono de los campos de cultivos con excrementos orgánicos. ¿Pero existen pruebas que confirmen que abonar con excrementos líquidos va unido a algún tipo de riesgo para la salud?

Pues bien en este tipo de abono, que consta sobre todo de excremento animal, las bacterias multiresistentes van a parar al suelo agrario, y de allí a la verdura. De hecho existe un interesante estudio publicado en Seyen en agosto de 2012, en el que algunos científicos estadounidenses de la Washington School of Medicine, compararon los genes de bacterias procedentes de 11 superficies agrarias con las bacterias resistentes del ADN, constatándose que algunas bacterias del suelo, que en sí son inofensivas, en parte se habían convertido en resistentes a cinco clases de antibióticos. Por si fuera poco los genes resistentes de estas bacterias eran idénticos a los genes de los gérmenes resistentes a los antibióticos. Básicamente la tierra es un buen caldo de cultivo de gérmenes resistentes, porque en la tierra hay bacterias de estreptomicina, que son bacterias que producen por su parte sustancias antibióticas, y por eso es posible un intercambio de genes.

Hay un germen llamado St398 que pasó de un ser humano a los animales llegando a los establos de la ganadería intensiva, y tal como hemos dicho, por la aplicación de antibióticos en las granjas, este germen mutó desarrollando inmunidad a los antibióticos, y ahora este germen por la vía del contagio regresa al ser humano.

En resumen se podría decir que los animales enferman debido a las condiciones en las que se mantienen y crían. Más tarde las enfermedades regresan al ser humano, que no las puede vencer con antibióticos porque, debido precisamente al uso de los mismos en la ganadería, se han vuelto inmunes. Hay que admitir que es un desarrollo fatal.

Sin embargo ya sea una fatalidad, una casualidad o un desarrollo fatal, de lo que se trata en el fondo es de una legitimidad, es decir de la ley de Causa y efecto, llamada también de Acción y reacción o sencillamente tal como nos lo enseñó Jesús de Nazaret «aquello que siembres cosecharás». Una ley que tiene validez universal. De hecho la transmisión al ser humano de gérmenes resistentes a través del consumo de carne no es ninguna casualidad, sino que prácticamente viene a ser el efecto de las causas creadas por nosotros mismos en el abuso sin piedad de los animales.

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