Objetivizar cualquier tipo de manifestación acerca de la violencia que padecemos a diario las mujeres, siendo una mujer, es altamente difícil. Más si cabe, cuando se trabaja en el conocimiento de ella y se trata a diario con otras mujeres con las que se puede palpar de qué manera se violenta y acosa su ser y su estar en este mundo. Cuando se conoce con nombres y apellidos las historias de vida que hay tras la cifras, una no puede quedar impasible. Afloran los sentimientos, muchos relacionados con la rabia, la impotencia y la indignación. Más aún cuando se leen artículos, opiniones y valoraciones de hombres y mujeres que no han padecido la violencia o que la tienen de frente pero no la ven por su educación machista y la cultura que nos impregna, donde el abuso a otros seres humanos está normalizado.
Haciendo uso de la misma libertad de expresión que los/las que publican declaraciones misóginas e hirientes hacia todas las mujeres que luchamos contra la violencia de género ( y que debemos respetar porque gozan de ella), como Presidenta de una Confederación de Asociaciones de Mujeres del medio rural, me gustaría manifestar que nosotras sufrimos en nuestra vida diaria la discriminación y múltiples formas de violencia. Quisiera defender una marcha que tuvo lugar el pasado 7 de Noviembre en Madrid en la que, una plataforma de muchas asociaciones del Estado, decidimos organizar una gran movilización para dar voz a la situación tan preocupante que vivimos en nuestro país y que en vista de la poca preocupación institucional y política que existe (a la vista están los recortes en presupuestos) no parece que tenga visos de paralizarse.
Con el lema motivador que últimamente está de moda “yo sí voy”, mujeres de COAG y de CERES llegadas de todos los puntos de España, vivimos muchas emociones y gritamos a los cuatro vientos “basta ya, nos están matando”. Teñimos de violeta las arterias principales de la capital del país para dar que hablar y que por un rato, todos reflexionemos sobre ¿qué se puede hacer para parar la violencia? El manifiesto que estamos difundiendo sobre las principales claves para salir de la situación lo podéis consultar en la web www.marcha7nmadrid.org.
Sabemos que es una tarea difícil, sobre todo porque se produce en la clandestinidad, en la vida privada, de puertas para adentro, donde los demás pensamos que no podemos actuar. Pero ¡sí podemos!, la inquietud te puede dirigir a contactar con las organizaciones donde se trabaja por la justicia de género para consultar de qué manera podemos contribuir a construir una sociedad más sana. A nosotras particularmente nos da vergüenza publicar estas cifras: Desde el año 1995, 1378 mujeres han sido asesinadas por el terrorismo machista. En lo que llevamos de año se han contabilizado 70 feminicidios y otros asesinatos de mujeres cometidos por hombres: solo en el verano de 2015 han sido asesinadas 37 mujeres y 8 menores a manos de sus parejas, padres o parejas de sus madres. Y esto sólo es la punta del iceberg.
La causa de la violencia hacia las mujeres es el machismo que impregna nuestra educación. Y ya está bien de justificarlo o poner eufemismos para nombrarlo. Esta es la verdad. Todos estamos educados y educadas en la desigualdad, creemos que las mujeres tienen capacidades diferentes y educamos a nuestras hijas de distinta manera que a nuestros hijos. Que seamos diferentes no significa que tengamos que vivir con diferentes derechos, o distintas varas de medir. Estos pequeños llamados “micromachismos” se van asentando en el día a día en el lenguaje, en los comportamientos y se trasladan a todas las esferas de la vida. Y en los peores casos, a las mujeres nos matan. ¿Por qué? Por hablar, por opinar, por querer administrar nuestro propio dinero, por querer trabajar y tener compañeros hombres de trabajo, por maquillarnos de forma llamativa, o por mantener relaciones sexuales libres y por mil y una causas que no tienen justificación alguna.
Si tú tienes madre, o hijas, o primas, o pareja y te duele que las traten de manera injusta y las discriminen entonces estás con nosotras. No dejes que los árboles te impidan ver el bosque, no dejes que los mensajes de ataque permeabilicen en tu pensamiento, súmate a nosotras y vamos a trabajar juntas en paz, por la paz. Todas y todos. Porque una sociedad con violencia de género es una sociedad sucia y enquistada.
En el medio rural necesitamos más unión y más redes que nunca. Las mujeres batallamos constantemente con los juicios de valor hacia nuestra vida, nuestra manera de actuar y de ser y esto no es considerado violencia. Más allá, tenemos inferioridad de recursos administrativos, jurídicos y sociales para atacar los casos visibles y denunciables de violencia, por el mismo motivo por el que carecemos de todos los servicios que los núcleos más numerosos de población, por la rentabilidad económica. ¿Es que la vida y la muerte se pueden rentabilizar económicamente? Pues mientras haya discriminación y las instituciones no trabajen por acabar con ella, se estará permitiendo que haya casos de violencia.
Como responsable de la organización agraria COAG en el Área de Mujeres y presidenta de CERES afirmo que la formación en valores de igualdad a todos los niveles, escales y edades es fundamental para acabar desde la raíz con este problema. Tendemos nuestra mano a toda aquella persona, colectivo, grupo o organización que quiera acercarse a nosotras para que juntas podamos abordar la problemática de la violencia en el medio rural y estudiar qué estrategias perseguir. Por el momento, ofrecemos nuestros puntos de atención a mujeres víctimas de violencia de género con agentes de igualdad especializadas en la materia. Para consultar lugar de oficinas:
http://www.ceres.org.es/contenido_infogeneral.php?recordID=361
Este 25 de noviembre todas las oficinas de COAG haremos un minuto de silencio a las 12 de la mañana para denunciar la situación y acordarnos de todas las víctimas. Nos declaramos en contra de estos asesinatos y de la violencia en general y lo queremos visualizar con este gesto. Podéis seguir y compartir vuestro gesto de repulsa en nuestro twitter @MujeresCERES con el hastag #nomasviolenciaalasmujeres. Tiñamos de violeta las redes y declaremos que las queremos vivas.
Mª Inmaculada Idáñez, Responsable del Área de Mujeres de COAG-IR y Presidenta de Confederación CERES
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