Como hemos repetido tantas veces, estamos en un cambio de época que está dando lugar a importantes transformaciones sociales, políticas, económicas, culturales y religiosas. Al mismo tiempo, la pérdida de derechos sociales y laborales y otras carencias, están haciendo que aumente el malestar social y que estemos asistiendo a un nuevo ciclo de protestas no solo a nivele estatal sino también a nivel global.

Los agentes sociales y políticos están padeciendo un profundo descrédito social. Por lo que el papel de estos nuevos movimientos sociales puede ser fundamental por los motivos que seguidamente se reseñan:

1.- Es necesario y urgente construir contrapoderes al ámbito financiero, en un momento en que la política está claramente secuestrada por los intereses privados.

2.- Creemos que la crisis económica es el síntoma de una crisis mucho más profunda: una crisis de civilización provocada por la lógica de acumulación capitalista. El deterioro de las condiciones laborales, los recortes en sanidad, educación o pensiones, los desahucios, los problemas ecológicos pueden ser vistos como consecuencia de esa acumulación capitalista.

3.- La transformación social que necesitamos vendrá más de la ciudadanía organizada y del poder colectivo, que lidere un cambio desde abajo y construya un contrapoder que cuestione lo cotidiano y la hegemonía neoliberal imperante.

4.- No será posible pensar en una alternativa si no se tiene en cuenta la gravedad de la crisis ecológica y su interrelación con lo económico.

En definitiva, frente a los que proclaman a bombo y platillo que no hay alternativas al sistema capitalista actual, hemos de pensar y creer firmemente en lo que nos dicen tantas personas coherentes: es posible un cambio profundo de paradigma y la superación del modelo económico y productivo actual. Un mundo nuevo está siendo posible, por lo que es importante continuar ayudándole a nacer. ¡Todos estamos llamados a colaborar!

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