OPINION: «¿A quien adora usted por Navidad a Baal o a Jesús?», por Ana Sáez

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Articulo remitido por Ana Sáez Ramirez
Del programa: “Un árbol muerto en la Plaza de San Pedro” www.radio-santec.com

Qué duda cabe que las celebraciones navideñas y todo lo
que rodea a la Navidad es en su mayoría de origen pagano, sin embargo en la
actualidad han alcanzado una cota exagerada de desenfreno: demasiado ruido,
demasiados adornos, demasiados villancicos infantiles, demasiado alcohol, millones
de animales muertos para festejar el nacimiento de aquel que nació entre
animales, demasiados arbolitos talados para luego ser arrojados a la basura,
demasiado derroche y un largo etc. Por supuesto que durante la Navidad podemos encender
algunas velas u otro tipo de luces, pues se trata de una oscura época del año,
pero no debemos dejarnos engatusar por la magia pagana de las luces de Roma.
Pues lo que realmente le importa a la Iglesia vaticana es otra cosa: los dogmas
y enseñanzas implacables que por lo general son ocultados a los sencillos
creyentes, pero que claramente se pueden leer en los escritos eclesiásticos
hasta la fecha de hoy.
En la obra de los autores alemanes Josef Neuner y Heinrich Roos titulada “La fe de la Iglesia en los documentos de la
proclamación de la enseñanza”, leemos en el artículo
85 lo siguiente: «El que no acepte toda la tradición de la Iglesia, tanto la
escrita como la no escrita, que sea excluido
». Según la enseñanza
vinculante de la Iglesia, «excluido» significa que tras la muerte uno va a
parar al infierno eterno donde estará expuesto a crueles tormentos por toda la
eternidad. Esto significa que la Iglesia envía a la condenación eterna a todo
aquel que no crea en la enseñanza eclesiástica del nacimiento virginal de
Jesús, en la infalibilidad del Papa o en otros dogmas. Pero también a todo
aquel que, como acabamos de oír, no crea en la «tradición no escrita», de la
que sin duda también forman parte las costumbres navideñas, y que no tienen
absolutamente nada que ver con Jesús de Nazaret.
Sabemos que la tradición del árbol navideño no se remonta
a Jesús, sino a un culto pagano pre-cristiano como es el caso del culto al dios
Baal, quien es considerado en la Biblia como uno de los “falsos dioses”, al que
sin embargo adoraron los hebreos en aquellas ocasiones en las que se alejaban
de la adoración a Jahvé. Por otro lado vemos que es evidente que con este tipo
de tradiciones la Iglesia ha conseguido distraer a los creyentes de las
enseñanzas y dogmas que realmente oculta, de modo que los creyentes apenas si
saben de los anatemas que actualmente siguen teniendo validez.
Navidad es la época en la conmemoramos el nacimiento de
Jesús de Nazaret. Así que en esta época del año podríamos preguntarnos qué
significan para nosotros Su nacimiento, Su vida y, sobre todo, Su acto
redentor. Si nos consideramos cristianos, podríamos por ejemplo comprobar hasta
qué punto vivimos conforme a Su enseñanza. En esta época del año también
podríamos darle las gracias de todo corazón a Él, nuestro hermano y Redentor,
al Príncipe de la paz, por lo que cargó sobre sí y por lo que con Su vida nos
trajo a todos los seres humanos.
Por supuesto que podemos encender alguna que otra vela
que nos recuerde la luz interna que arde en todos nosotros. También podemos
adornar nuestros hogares sin que para ello se tenga que talar ningún árbol, y
tampoco es necesario que tenga que morir ningún animal para nuestra cena
festiva. Estas y muchas otras tradiciones proceden del culto al dios Baal y no
son cristianas.