Por más que me empeñe en evadirme del hartazgo informativo que me produce el vodevil de partidos políticos, al final la cruda realidad es que como, duermo y respiro política.

Y lo peor de todo no es que me despierte cada mañana con una entrega más de este culebrón apasionado que es la lucha por el poder (a pesar de que faltan varios meses para el primer envite electoral), sino que cuando por fin creo que me entero de algo, siempre se produce un giro inesperado que me vuelve a dejar en la inopia. Por ejemplo, cómo es posible que todo el mundo manifieste sus reservas- cuando no su temor- a lo que ocurra en las elecciones con Podemos y que la última encuesta del CIS haya revelado una intención de voto del 23,9%. Cómo Monedero, su número tres y concienciado proletario, ha ingresado 200.000 euros en una salvadora complementaria sólo por si acaso. Cómo es posible también que, el hermoso y siempre cuestionado por la sombra de la duda, Pedro Sánchez, sea el único candidato que no suspende pero, sin embargo, se prevea un descalabro para el PSOE que, sin llegar a lo del PASOK, supondría ceder su consolidada hegemonía alterna. Y siguiendo con los ejemplos, cómo es posible que Tania Sánchez, anónima postulante a grandes ligas de IU y pareja de Pablo Iglesias (sí, sí el de Podemos por si alguien se ha perdido) esté siendo investigada con querella criminal en curso por trato de favor a su padre y hermano y a pesar de ello, en un acto de chulería sin límites por su partido, sea elegida candidata a las elecciones autonómicas. Y luego ella va y los deja plantados. ¿No es de locos?

Porque, además, la  sobresaturación política no se limita a intramuros sino que, intercaladas como en un jugoso milhojas, nos inundan las instantáneas de allende los mares.

 Nosotros, que no hemos miramos nunca a Grecia más allá de los anuncios del yogur y ahora hasta sabemos que su ministro de economía se llama Varoufakis. Pues precisamente eso es lo a mí me parece todo, una gran tragedia griega.

AUTOR: María José Amador

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