Dentro de unos años,  quizás recordarán con nostalgia lo que están haciendo en este momento. Pasar  con las yemas de los dedos las hojas de papel  de un periódico y oler la tinta de las páginas impresas. Añoraremos uno de los pequeños placeres de la vida, para los lectores fieles a la prensa escrita. Levantarse los domingos por la mañana, algo más tarde, comprar el pan y el periódico con el suplemento dominical. Demorarse toda la mañana  leyéndolo.

Cada día disminuye la cantidad de ejemplares vendidos. Aumenta el número de periodistas en paro. Los dos periódicos más importantes del país tienen pérdidas millonarias. Acaban de despedir a sus directores. Uno de ellos llevaba más de veinte años al frente del mismo, desde su fundación. Su imparcialidad siempre ha sido cuestionada, porque tras cada uno de ellos había un grupo empresarial que defendía sus intereses. Ahora se ha incrementado la dependencia, porque para sobrevivir necesitan negociar su ingente deuda con las entidades financieras más importantes del país. Por lo que deben pagar un coste importante, publicar sólo lo que al poder establecido le interesa. El futuro será digital. Nos informaremos navegando por internet. Todavía no está claro quién asumirá el costo que supone mantener un diario en la red.  Nos hemos acostumbrado a no pagar  por acceder a los medios digitales, algo que posiblemente no será asumible en el futuro.

Todo no está perdido. Cuando apareció la televisión, hubo agoreros que vaticinaron la desaparición de la radio. No se ha cumplido el pronóstico. La radio sigue teniendo oyentes y está viviendo una segunda juventud. Lo único que ha ocurrido es que se ha adaptado a los nuevos tiempos. Lo mismo puede que ocurra con la prensa escrita.  No la utilizaremos para informarnos de las noticias. La inmediatez de los otros medios de comunicación hace que esta función quede obsoleta. Los expertos pronostican que se usará como un espacio de  análisis y reflexión, que serán más caros y sólo para una minoría. Los domingos por la mañana continuaremos reconciliándonos  con la vida gracias al suplemento dominical.

Alfonso Pérez

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