Somos Andaluces quiere recuperar el proyecto de aeropuerto para Antequera

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«Poner en marcha el Aeropuerto de Antequera y cerrar los de Sevilla, Málaga y Granada», esta es la propuesta en materia de infraestructuras que ha hecho el partido Somos Andaluces en su programa electoral, de cara a las Elecciones Generales del 26 de junio.

La idea de la formación es que se construya en la Vega un gran aeródromo regional, denominado ‘Blas Infante’ para «liberar terrero urbano necesario para el futuro crecimiento» de estas capitales. De hecho, aseguran que ya existen problemas con los vecinos a nivel de contaminación y ruidos y consideran que al ritmo en el que están creciendo Málaga o Sevilla, ambos aeropuertos podrían quedarse «anclados en el centro de las ciudades». Asimismo, el partido cree que se podría dotar a Granada, cuyo aeródromo está a 17 kilómetros de la ciudad -entre los términos municipales de Chauchina y Santa Fe-, y a Córdoba de un «aeropuerto internacional básico para su crecimiento en el futuro».

En este sentido, el partido apunta que el ‘Blas Infante’ podría comenzar a operar con más de 20 millones de pasajeros al año, sumadas las actuales cifras de los de Málaga, Sevilla y Granada, convirtiéndolo así en una infraestrucutura que atraería la atención de las grandes compañías aéreas internacionales «por la basta zona de trafico de pasajeros a nivel turismo y comercial, por lo que el crecimiento del mismo sería exponencial de forma inmediata».


Proyecto abandonado
La propuesta de Somos Andaluces recuperaría, aunque con un proyecto público y mucho más ampliado, el aeropuerto que se quería construir en Antequera hace ya más de un década y que el Ministerio de Fomento en 2008 llegó a declarar de «interés general para el Estado».

Grupo Vera fue la empresa promotora de una idea que nació a medidos de los noventa y que con el cambio de siglo y las condiciones económicas que existían en aquellos años comenzó a fraguarse. El objetivo era construir no sólo un aeropuerto pensado sobre todo para aerolíneas de bajo coste, sino toda una «ciudad aeroportuaria» con diferentes tipo de equipamientos, así como una zona parque comercial y otra residencial. En total, unos 11 millones de metros cuadrados previstos recalificar en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU).

En 2005, los responsables del proyecto aseguraban que el proyecto se encontraba en «fase incipiente», a la espera del permiso de Aviación Civil. Sin embargo, seis años más tarde aún no se había publicado el plan director y comenzaron los primeros problemas, cuando la Junta de Andalucía presentó una las cinco alegaciones al Informe de Sostenibilidad Ambiental, solicitando que redujera el tamaño de la infraestructura. Además, tampoco se tenía claro la ubicación exacta dentro de unos terrenos que afectaban a la Laguna de Herrera, con protección medio ambiental, que hoy en día forma parte del Inventario de Humedales de Andalucía, además ser una Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA).

Finalmente, la crisis económico acabó por dejar a un lado un proyecto que suponía una inversión de 175 millones de euros y la creación estimada de unos 2.000 empleos directos, mientras que ya se estaba planeando la construcción en el aeropuerto de Málaga de la segunda pista.

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