La sede de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera fue escenario el sábado de la sesión solemne y pública en la que se dio posesión de una plaza de académico de número en la sección de Artes por parte de Miguel Ángel Fuentes.
El secretario de la corporación Juan de la Cruz López, leyó el certificado del acta de la junta general del uno de febrero de elección del nuevo académico.
Por los «méritos y calidades que le distinguen», dio testimonio y mandó a expedir título oficial que lo acredita, afirmó.
Fuentes leyó el preceptivo discurso de entrada titulada ‘Lego Ergo Sum, una cierta mirada sobre la biblioteca personal de José María Fernández’, ante la mesa presidida por el director de la Academia, Bartolomé Ruiz, y el resto de miembros numerarios.
Habló de la «responsabilidad grata del ingreso a la academia», institución, dijo, de «larga tradición que en el presente renovada presencia en la realidad cultural de la sociedad».
Quiso agradecer a los que en su momento pensaron en su persona como la idónea, «no sé si mi humilde y sincera trayectoria son merecedoras de ocupar el puesto ofrecido», se preguntó.
La determinación expuesta en su momento por la nómina de profesionales de la academia le hizo impresionarse, afirmó, «en primera instancia asumiendo más tarde con el sosiego y la introversión del tiempo transcurrido la responsabilidad de una tarea importante salvaguarda del conocimiento su difusión y el desarrollo de acciones necesarias para contribuir a la vigencia de la institución y de la propia cultura».
«Esta academia es activa, dinámica y que manteniendo su estructura y fines sabe adaptarse al momento en el que evoluciona acogiéndose a la multiplicidad de miradas desde una posición actualizada», agregó.
«Me sentí afortunado por vincularme a la ciudad, motivo substancial de mis actividades donde siempre he buscado referente», dijo.
Sobre su investigación destacó que el ejercicio de reflexión es más profunda que el conocimiento de su biblioteca simplemente y lo valoró para entender el perfil de intelectual no otorgado hasta el momento.
De Fernández dijo que fue creador investigador de historia y patrimonio, de cuyas palabras hechas textos y éstos en artículos y libros se puede acceder a otra imagen del actor a otra resonancia a la que vinculó su existencia.
Este trabajo estuvo sustentado en sus lecturas que fue su escape de una realidad lejana y que le derrotó, dijo. Y se ha convertido añadió en las claves para abordar con mejores garantías, el entendimiento de su imponente figura que cimentaron su forma de proceder, obras que le interesaron y que posteriormente han seguido desplengándose como asideros que siguen vigentes, «como una aproximación de lo cercano como contraposición a lo interno».