El pueblo rinde homenaje a la mujer con una nueva obra del artista Manuel Guirao quien ha reproducido una foto de 1958 del taller de costura de Pepa Fuentes, conocida como ‘Pepa la Olé’
«Me hace más ilusión ver a mi abuela ahí, que verme a mí de pequeña», confiesa Pepi Alarcón, vecina de Humilladero y una de las protagonistas del gran mural que desde hace una semana ocupa la fachada lateral de una casa de dos plantas en la calle Alameda, frente al parque ‘La Petanca’.
Se trata de una nueva obra del joven artista local Manuel Moreno Guirao, quien ha vuelto a dejar huella en su pueblo, al igual que ya hizo en otros municipios de la comarca como Mollina o Fuente de Piedra.
En esta ocasión, ha reproducido a gran escala una fotografía de 1958, «entrañable y muy representativa de aquellos años», explica Alarcón, quien, con tan solo tres años, aparece al fondo de la imagen siendo sujetada en brazos por su tía.
Ambas se encuentran en el taller de costura de su abuela paterna, Pepa Fuentes Palomino, conocida como ‘Pepa la Ole’. En aquel entonces, ella era de las pocas, sino la única sastra del pueblo, por lo que tenía un grupo de mujeres que le ayudaban a coser, al mismo tiempo que aprendían el oficio. «Solamente hacía trajes para hombres. Según me contaba, enseñaba a coser, pero no a cortar para que no le hicieran la competencia», recuerda entre risas.
Su casa se encontraba en la calle Cura Sanzo, donde tenía montado el taller. «La más pequeña del grupo soy yo, la otra niña, mi hermana. También está mi tía y otra prima de mi madre. El resto son todas vecinas del pueblo», detalla Alarcón, quien siempre ha sentido una profunda admiración por su abuela, que tenía 60 años en aquel momento. «Se quedó viuda muy joven, con 33 años y con cinco hijos a su cargo, el mayor de ellos, mi padre. Mi abuelo murió con 37 años», detalla Alarcón.
Pepa estuvo trabajando en el taller unas tres décadas, hasta el año 1963, aproximadamente. «Era autónoma y empezó en la posguerra. Antes muchas modistas iban a coser a las casas, pero ella tenía su negocio propio, lo que es todo un mérito«, narra.
Con el paso de los años, Pepa la Olé cerró el taller, pero nunca dejó de coser. «De más mayor mi tía la llevó a una residencia de ancianos y allí le arreglaba la ropa a la gente. Estuvo cosiendo toda su vida. No sé cómo llegó a dedicarse a la costura. Murió también joven, en 1966, con 68 años», afirma. A pesar de todo, en su familia no hubo relevo generacional. «Una de mis tías se metió a monja y a la otra no le gustaba coser. Nadie se ha dedicado a ello», apunta.
Actualmente, de ese taller solo quedan los recuerdos, una fotografía y ahora también un mural que ya es historia, cultura y patrimonio Humilladero. Por todo ello, «me enorgullece y me emociona tanto que esta haya sido una de las fotografías elegidas para embellecer el pueblo», comenta Alarcón, maravillada por el resultado. «El artista ha plasmado muy bien la fotografía. Nos reconocemos perfectamente. Veo a mi abuela, sus facciones».
Entre todas las propuestas, esta fue la fotografía seleccionada por el pintor para el proyecto impulsado por el Ayuntamiento, al ser «muy representativa» de la época. «La fotografía la tomé del álbum familiar y la tenía en casa a la vista. Como vi que los vecinos estaban recopilando imágenes antiguas, me pareció bien entregarla porque no solo aparecemos nosotras, sino más vecinos del pueblo. Pensé que habría gente que se reconocería».
De izquierda a derecha aparecen Josefa Heras Martín (Pepita la Pelotas), Ana Ruiz Cabrera (Anita la de Jerime), Dolores Fuentes Gómez (La Santerilla), María del Carmen Alarcón Espejo (nieta de Pepa la Olé), Josefa Alarcón Espejo (nieta de Pepa la Olé), Josefa Alarcón Fuentes (Pepita la Olé), Josefa Fuentes Palomino (Pepa la Olé), Dolores Alcaide Velasco (La de la Felpa), Josefa Ruiz Cabrera (Pepita la de Jerime), Paula Romero Lara (Paulita).
En palabras del Ayuntamiento, el mural es «un reflejo de nuestra historia, nuestras raíces y nuestra memoria viva. Un homenaje a quienes han construido con su esfuerzo y dedicación la identidad de nuestro municipio», han manifestado. Asimismo, han agradecido el talento y la dedicación del autor, así como la generosidad y el gesto de Teresa Parra, vecina de Humilladero, por haber cedido su fachada para hacer posible esta obra que ya forma parte del alma del pueblo.