Antequera es una ciudad única dentro del barroco andaluz, con multitud de leyendas repartidas por cada rincón de sus calles. Destaca por sus tradiciones, sus gentes, su Semana Santa y su Feria, el Torcal, los Dólmenes, sus casas palaciegas, iglesias, ermitas y conventos que son reflejo del pasado religioso y conventual de la ciudad, que enaltecen su casco histórico, situado a los pies de un altozano coronado por la alcazaba desde donde se divisa hacia el norte una peña rocosa con forma de quilla origen de una de las más conocidas leyendas pregonadas en el sur desde la conquista cristiana.
Y es en ese período bélico de la reconquista cristiana, donde se remonta una de las leyendas con mayor profundidad sentimental conocida. Si, la leyenda de la Peña de los Enamorados, que recuerda el desdichado amor entre una princesa árabe y un caballero cristiano. Recuerdan las crónicas de la época que han llegado hasta nuestros días que pocos años antes de la conquista de la ciudad un soldado del rey Fernando cayó preso en un pueblo próximo a la Antequera árabe. Hecho prisionero en las mazmorras de la alcazaba, una mañana recibió la visita de la hija del rey moro, una joven de belleza paralizadora conocida con el nombre de Tazgona que tras cruzar su mirada con el joven Tello cayó rendida por amor. Desde ese día la princesa buscó toda suerte de excusas para bajar a diario a las mazmorras donde en compañía de su soldado urdieron juntos el modo de escapar no sólo de esa lúgubre cárcel sino de la ciudad. Tazgona y Tello eran conscientes de que pertenecían a reinos y culturas distintas, y que ni árabes ni cristianos verían jamás con buenos ojos su unión. Provistos con el amor como única arma, los jóvenes escaparon una mañana, pero pocos minutos después de la huida, al rey árabe llegó la noticia de la fuga. El padre de la princesa Tazgona encabezó un batallón que trató de dar caza y muerte al soldado cristiano. La mala suerte quiso que ese mismo día las tropas cristianas asediaran Antequera, por lo que los dos amantes, acorralados e indefensos, decidieron subir hasta la cima de una afilada peña visible desde todos los caminos que conducen a la ciudad malagueña. En ella prefirieron arrojarse al vacío y despeñar sus cuerpos antes que separarse. Cogidos de las manos y ensangrentados, el rey árabe y el rey cristiano contemplaron a los amantes y angustiados decidieron declinar cualquier lucha para hacerse con el gobierno de la ciudad.
Y ésta es, una de las muchas leyendas que están escritas en la memoria de nuestras gentes, que perviven al pasar de los tiempos, sin perder ese ápice enigmático y misterioso.
Antonio García Mendoza
… [Trackback]
[…] Read More here on that Topic: las4esquinas.com/una-herencia-mistica-por-antonio-garcia/ […]